jueves, 24 de febrero de 2011

EQUILIBRANDO

Ser niña sabiendo lo que es el amor y lo que es el miedo, sintiendo que te falta algo...
Pasar la adolescencia buscando, aprendiendo a sobrevivir, hacerte  fuerte para tu edad y débil para siempre...
Crecer, madurar físicamente, intelectualmente, emocionalmente, buscar, rellenar huecos, compartir sentimientos, arriesgarte a vivir sabiendo que sólo estas tú...
Luchar en la guerra de la vida, conocer el amor, el odio, la desidia, el cansancio, llorar, reír, rendirse, caerse, levantarse, mirar hacia el frente y seguir adelante..
Tener hijos, seguir con la rueda de la vida, dar cariño, paz, amor, seguridad, hacer tu vida a su medida y saber que tú eres aquello que no tuviste...
Sentirte bien con tu vida, con tus fallos, tus errores, pulir tus defectos y mejorar tus virtudes...
No rendirte y buscar...
Despertarte una mañana y descubrir que aunque no encuentres nunca lo que buscas, ya tienes amor cariño mimos, cosquillas...
Disfrutar de la cosecha y seguir sembrando...

EQUILIBRIO

Ser niña, rodeada de personas que te quieren y te lo demuestran día a día, recibir abrazos, mimos, besos, cosquillas...
Pasar la adolescencia dentro de un núcleo familiar sano, con sus defectos y sus problemas, con sus ovejas negras, pero sano; seguir recibiendo cariño...
Crecer desarrollarte a nivel físico mental y emocional, sabiendote arropada aun en la distancia, tener claro que tienes un sitio al que perteneces...
Amar, odiar, angustiarse, exaltarse, esforzarse en el día a día, celebrar las alegrías, llorar las penas...
Coger fuerzas para volver a la batalla de la vida en la calidez del abrazo conocido...
Y tal vez, formar tu propio núcleo dentro de ese núcleo hasta que el primero se diluya en el tiempo...
Avanzar...

miércoles, 23 de febrero de 2011

¿CUALQUIERA?

Una tarde cualquiera de un día cualquiera de una semana cualquiera en una cafetería cualquiera... la vio y pensó, esa no es una chica cualquiera.
Un pensamiento de un momento cualquiera de la vida de cualquier persona.
Cualquiera diría que la cosa se quedaría ahí, pero cualquiera se hubiese equivocado porque ese iba a ser el principio de una historia no apta para cualquiera.

domingo, 20 de febrero de 2011

VIVIR EN POSITIVO

Vivir en positivo sí, se puede.
Despertarme por la mañana estirándome como una gata y poner música alegre.
Abrir la ventana dejando que en la habitación entre la luz y el aire fresco.
Un zumo de naranja y un cafelito.
Leer a mis blogeros favoritos curiosa por ver que cuentan hoy.
Charlar con una amiga, cargar pilas y seguir el día con una sonrisa.
Dar un paseo en algún sitio bonito y sacar unas fotos.
Bailar un ratito todos los días (no importa el qué ni el donde).
Retomar viejas y buenas costumbres como ir al gimnasio.
Ver mis series favoritas.
Reírme con los correos que mandan mis amigos.
Regalarme el libro que quiero.
Pasar tiempo con mis hijas.
Comerme un donuts, dos o tres...
Creer en mí, en mis capacidades.
Poner en marcha nuevos proyectos.
Abrazar, que me abracen.
Besar, que me besen.
Quererme, gustarme.
Sentirme bien conmigo misma.
Aceptarme tal y como soy.
Ser feliz en mi piel.
Sonreír, sonreír, sonreír... si, si, si...

viernes, 18 de febrero de 2011

Tremendo peso que me he quitado de encima.

¿Nos conocemos realmente tanto como creemos?
En mi caso, no.
Digo esto porque si me hubiese conocido mejor , me habría ahorrado muchos meses de tristeza, malos ratos, ansiedad, angustia y falta de sueño.
Tiendo a pensar que tener experiencia es algo positivo, me ayuda a tomar decisiones en la vida.
No siempre es así, he tomado una que en apenas unas semanas me ha cambiado la vida muy positivamente.
El motivo de no haberlo hecho antes fue precisamente el recuerdo de una experencia anterior, mi miedo a pasar por el sufrimiento que había tenido en circunstancias parecidas.
Esto es (y perdón por la comparación) como un drogadicto con su vicio, cuando se plantea dejarlo sabe que después va a estar mucho mejor, pero le pueden los buenos momentos "ficticios" que le proporciona la droga y sobre todo el recuerdo de lo mal que se pasa cuando se está dejando.
Aunque su capacidad de razonamiento le dice muy claramente lo que le conviene, el recuerdo del dolor físico y emocional lo paraliza.
Una vez dado el paso y superado el enganche se da cuenta que está mucho mejor así.
Esto es a grandes rasgos es lo que me ha pasado.
Mirando hacia atrás, espero haber aprendido la lección y en cuanto me den la primera "bofetada moral" (si me la dan) mandar bien lejos de una buena patada a esa persona que realmente no me aporta nada, comparado con todo lo que exige y a vivir que son dos días.

lunes, 14 de febrero de 2011

CERRÉ LOS OJOS

Cerré los ojos para que no viese mi miedo.
Los cerré muy fuerte, hasta el dolor.
Mientras, por dentro se llenaban de lágrimas.
Confía en mí, decía mientras me abrazaba.
Cerré mis ojos y también mi corazón al llanto.
Los cerré junto con mi cerebro a la verdad.
Mis ojos cerrados.
-No he hecho nada...
Yo temblaba
Cerré mis ojos y creí, creí, creí...

LA TASCA 2

Los primeros minutos nos sentíamos cohibidos, pero al tiempo que fueron llegando las tapas, siempre acompañadas con un gesto o palabra amable de Ismael se nos fue quitando la tontería (también ayudó el vino, todo hay que decirlo) a cada ratito se nos acercaba algún paisano y nos hacía un comentario o chascarrillo, la comida estaba para chuparse los dedos, Dani tuvo que desabrocharse el botón para comerse las dos últimas.
Para rematar, nos trajeron café de pota y licor café casero, (fue mi primera vez y he rematado así todas las comidas de fiesta fuera de casa que he podido) no veas que contento teníamos, con el café varios vecinos cogieron sus sillas y se sentaron con nosotros preguntándonos un montón de cosas y contándonos otras tantas, en un momento alguien pidió que llamasen al "Ballenero" y vaya si lo hicieron, pero a gritos ¡hey Ballenero, reclamante!
Una mole de hombre se dio la vuelta desde la barra, largo como un día sin pan y purito músculo (del que se consigue después de muchos años de trabajo duro en la mar) no me hubiese sorprendido que el apodo fuera por cargarse a las ballenas el solo.
Otro marinero nos contó que el apodo le vino porque uno de sus abuelos era un vasco con el oficio de pastor de ovejas y el otro era gallego y pescador, al niño le tiraba muchisimo el mar y todos los días iba a esperar a su abuelo al muelle, pero se ponia triste al ver a los "pescaditos" como él los llamaba batirse en los tanques del barco boqueando, tampoco soportaba ver como los abrían en canal para limpiarlos, el abuelo Raúl le decía que tendría que irse al monte a cuidar ovejas, el niño como que no se veía pasando el día entero en el monte, un día le llegó al abuelo Raúl con un palo a modo de bastón.
-¿Que fas Manuel?
-Estoy practicando con el bastón para cuando sea pastor.
-¿Ti pastor?
-Si
-¿Vas logo a axudarlle o abueliño Roque?
-No, voy a ser pastor de los que cuidan las ballenas.
-E con esa teima estivo ata que cumpriu cinco anos e comezou na escola.
Risas de los presentes.
-Bueno, me llamasteis para algo digo yo.
-Claro, cantanos algo anda, aquí donde lo ves este hombretón canta como los ángeles.   
-¿Cual queréis?.
-Tu empieza con la que quieras que nosotros te seguimos.
La tasca era un verdadero jolgorio, pero comenzar a cantar el ballenero y hacerse un silencio total fue todo uno, solo se oía esa voz privilegiada.
Canto un par de canciones que yo desconocía, después alguien pidió A rianxeira.
El sentimiento que le ponía a la canción, el calor que nos brindaban aquellos hombres, la atmósfera del lugar, todo era perfecto, al llegar al estribillo todos rompimos a cantar con él, por mi mejilla rodaron un par de lágrimas, eran de felicidad.
Así se nos pasaron las horas y cuando quisimos darnos cuenta eran las dos de la mañana, nos despedimos de todos dando las gracias, prometimos volver y salimos de allí pitando.
Los dos recibimos una buena bronca por llegar a esas horas sin permiso un miércoles, a mi me castigaron un mes sin salir.
Valió la pena.

domingo, 13 de febrero de 2011

La tasca

Las seis de la tarde y noche cerrada, bajamos del coche en el muelle del pueblo, por un momento creí que acabaríamos en el agua por la fuerza que tenía el viento, abrir el paraguas y romperse fue todo uno, solo unos minutos de caminata hasta la tasca más cercana y estábamos chorreando.
El cambio de ambiente nos desoriento un poco, por la cara con que nos miraron los paisanos que allí se encontraban, debíamos dar la impresión de dos personas que han encontrado un refugio después de permanecer perdidos en la nieve (o la de dos pipiolos atontados y en apuros) una vez realizada la inspección de rigor volvieron a lo suyo.
Pregunté si podíamos pasar y donde podía dejar el paraguas que todavía llevaba en la mano, el camarero muy amable me dijo que ya se encargaba de tirarlo, a continuación nos invitó a pasar al baño para secarnos y le pidió a un tal Serafín que se quedase un momento en la barra para subir al piso y traernos dos toallas limpias.
Nos dio tiempo de comentar lo amable que había sido y ya estaba de vuelta con ellas.
Al salir, la tasca estaba todavía más abarrotada, en la barra no cabía un alfiler, no veíamos ningún sitio libre y nos quedamos allí de pie como dos pasmarotes, yo muy pegada a él porque en todo el local no se veía una sola mujer y por mi juventud todavía no me sabía desenvolver con naturalidad en esas situaciones.
Se nos acercó Serafín comentando con los que nos rodeaban.
-Ir sacando las brasas que hoy cenamos sardinas asadas.
Carcajada general.
-¿Tú los has visto bien? así tan juntitos claro que parecen sardinas; pero de las de lata.
Nueva algarabía.
Miré a mi amigo en busca de amparo y me encontré con que había cerrado un momento los ojos, seguramente con la esperanza de que al abrirlos nos encontrásemos en cualquier sitio bien lejos de allí. ¿Quién demonios me había mandado salir esa tarde de casa?
Para alivio nuestro, Serafín decidió que ya estaba bien por el momento.
-Venga niños, por aquí.
Los hombres se apartartaban a su paso y la escena me recordó una película de vaqueros o peor aún, una de terror, mira que si lo de comersenos iba en serio (tengo mucha imaginación y por entonces estaba enganchadisima a los libros de Stephen King, me parecía lo más).
Nada más lejos de la realidad, habían dejado libre una mesa al lado de la chimenea.
-Sentaros aquí, ahora mismo os traigo una cunca de vino.
-Mejor un chocolate caliente.
Nuevas risas.
-De eso nada, una cunca de vino y unas tapas, vais a empezar por las de pulpo y zorza.
-No se si tenemos tanto dinero.
-Yo tengo cinco euros.
-Avisa ahí al bicho, que les vaya desmantelando el coche, por que lo que tienen en la cartera no le da ni para pipas.
Nuevas caras de susto y nuevas risas.
-¡Ay meniños, quen pillara a vosa inocencia!
-¡Dejate de inocencias, quien pillara sus años!
-Mira, nos hizo mucha gracia la cara de apampanados que traíais y ya con lo de que si podíais pasar, la acabasteis de rematar, así que no preocuparos, el vino lo pone el jefe y las tapas las pagamos entre todos, ya veis, problema solucionado.
Ya llegaba "el jefe" con una jarra de vino y las tapas.
Aquí tenéis, venga, ahora a comer y a beber que hay que entrar en calor.
Volvieron a la barra y nosotros nos dispusimos a comer.
CONTINUARA...

Contigo iría al fin del mundo

Era domingo, habíamos quedado después de comer para tomar café y jugar un billar, me recogió en la puerta de casa, salió del coche me abrazó y me besó, puso nuestra música favorita y arrancó contándome que se le había hecho eterna la mañana esperando para verme.
Pasó la cafetería de largo, pregunté si conocía otra que tuviese billar, contestó que si y cambió de tema. Le habían contado un chiste muy bueno, durante media hora no paramos de hablar y de reír,  comenté que muy lejos quedaba esa cafetería, dijo que un poco, que cuando la viera pensaría que valía la pena, llegamos a un pueblecito costero muy bonito, pregunté el nombre y contestó, que era una sorpresa, paró el coche en una cuneta y mirándome muy serio dijo: -Espero que confíes en mí porque tengo que vendarte los ojos.
Entre divertida e intrigada hice un gesto afirmativo con la cabeza, después de vendarme concienzudamente y asegurarse de que no veía nada (aprovechó para llenar mis mejillas labios, cuello y orejas de besos de esos que hacen que no quieras que pare) arrancó comentando que quedaban unos cinco minutos para llegar a nuestro destino.
Por fin aparcó, me ayudó a bajar y cogiéndome de la cintura fué dirigiendome.
Se oía el batir de las olas, el olor a salitre lo impregnaba todo, se colocó detrás de mí y muy suavemente me quitó la venda mientras me decía al oído.
Te dije que contigo me iría al fin del mundo...
Abrí los ojos y ahí estaba la inmensidad del mar en todo su esplendor, justo un metro delante de mí había una bota, como si se la hubiese dejado como recuerdo un viejo marinero.
Comprendí que estábamos en finisterre.
Me dí la vuelta y estuve besándolo durante minutos, mientras pensaba que por tardes como esa, valía la pena vivir.

viernes, 11 de febrero de 2011

Barcelona

Barcelona es ese amor que disfrutas a escondidas porque crees que si cruzas la frontera se estropearan la belleza de los encuentros, se acabará la magia.
Y así va pasando el tiempo y no das un paso adelante por temor a la decepción mutua, al desencanto.
Pensaras que estoy loca por hablar así de una ciudad, como de un amante.
Es simple, hay lugares muy bellos por los que he pasado en mi vida, unos han dejado huella, de otros sólo recuerdo que estuve, intento olvidar los sitios que no me gustaron.
Hasta aquí lo normal, pero yo hablo de algo más, de sentimientos, de piel.
Me refiero a ese piso que visitas con ilusión, te encuentras con que es grande, bonito y soleado, está bien de precio, su situación es céntrica y por una vez los muebles no son de la época de los tresillos.
-No, lo siento, no es lo que estoy buscando.
A la chica de la inmobiliaria se le queda cara de lela, a removido cielo y tierra para conseguir que cumpla todas tus condiciones (que no son pocas) y tú le desmontas la tarea de un plumazo, la dejas ahí, sola y escocida, con la premisa de que siga buscando.
Lo que no le puedes contar a la chica (al menos si quieres que te tome en serio) es que ese piso te ha producido malas vibraciones, vamos que no te quiere, que has sentido su rechazo como una bofetada y no serias feliz en él.
He vivido en montones de lugares, he cambiado tropecientasmil veces de habitáculo.
Exceptuando la casa materna, sólo hay un sitio donde podría haber pasado cada etapa de mi vida, todavía hoy, si cierro los ojos me imagino viviendo allí con mis hijas.
Él, es un pequeño pueblo costero, que milagrosamente no ha perdido su encanto con aquéllo de las modernidades, el turismo y los dineros.
Y ella, es una casa enfrente del mar, donde he pasado algunas de mis horas más felices. 
Aunque no es por eso por lo que todavía la siento como mía.
El invierno finalizaba, había visto varios pisos y casas, nuevos, bonitos y acogedores.
Esta, llevaba sus años a cuestas, estaba sucia y descuidada, el papel se caía a pedazos y los muebles dejaban mucho que desear, las ventanas eran de madera de esas con rectángulos que da mucho trabajo y agobio limpiar, la pintura azul tenía desconchones.
La vi y me enamoré, me pareció preciosa, como una casa de muñecas.
-El jardín está muy descuidado, mira, las plantas están muertas o en estado de coma, y por todas partes hay basura y chatarra.
-¿Te has fijado en la variedad y colorido de la vegetación?, cuando lo limpie quedara fantástico.
-Y tú te has fijado en la parra, hace años que no la trabajan, la mesa y las sillas que hay debajo no se ven en medio de tanta roña y lo poco que se ve está lleno de óxido.
-La parra es sólo para dar sombra, la limpio y le pido a algún amigo que me la pode y le haga eso que se le hace a las parras, será divertido coger las uvas directamente de la viña para desayunar.
-¿Cómo que lo que se le hace a las parras? un hijo, ¡no te jode la niña esta! además ¿te has fijado lo asquerosa que esta la casa? el que vivió aquí antes bien podría haberlo hecho en una cuadra.
-La casa se limpia.
-Querrás decir se desinfecta, ya puedes comprar un barril de lejía.
-Me la quedo, tiene una vista de ensueño.
- Allá tú, siempre haces lo que te da la gana, preparate para trabajar duro.
Sólo adecentando el interior me pasé dos semanas, hasta que quedó como yo recién salida de la ducha, trasladé mis pocas pertenencias y me instalé, el jardín lo fui desbrozando, vaciando de chatarra y poniendo a mi gusto a ratos, lo de la parra lo solucionaron no un amigo, sino un montón, tantos que con lo pequeñita que era no cabían todos. Me vino muy bien porque así me ayudaron a rascar el óxido de la mesa y de las sillas y a pintarlas.
Cuando estuvo lista seguía siendo una casa vieja; otras que había visto le daban mil vueltas, pero era mi hogar, lo sentía al tomarme una tortilla de patatas y un vino a la sombra de la viña, si veía una puesta de sol desde el balcón que daba al mar, metiéndome en la cocina intentando hornear un pastel, o leyendo un libro sentada en el sofá de la sala siempre presidida por un jarrón con flores recién cogidas del jardín.
Sobre todo sentía esa paz que me invadía nada más cruzar la cancilla de entrada, la misma que me invadió el primer día.
La casa me quería, nos pertenecíamos más que cualquiera de la propiedades que tengo hoy en día a medias con nuestros "amigos los bancos".
Esa sensación la he tenido muy pocas veces a lo largo de mi vida, una de ellas fue el primer día que pisé Barcelona, sentí que no había salido de mi tierra, que la ciudad me acogía en su regazo como si de una hija adoptiva y largamente deseada se tratase.
Aparte de ese sentimiento, la ciudad tiene un encanto especial, sus calles anchas, los edificios llenos de historia que no dejan de maravillarte y sorprenderte desde cualquier rincón, (no soy arquitecto pero creo que debe hacer las delicias de todos ellos). Los colores y la luz te iluminan, es una cuidad radiante, las personas que por ella transitan no parecen en absoluto estresadas ni caminan con el paso histérico de otras urbes, sus museos, sus terrazas llenas de vida, la huella que dejaron Gaudí
Con tanto halago, se diría que estoy deseando vivir allí.
Pues no.
Vaya a suceder que se rompa el encantamiento del que hablaba al principio, y empecemos a vernos los defectos y con ellos los roces que tantas veces llevan al desamor.
Prefiero ir de vez en cuando, disfrutar de ella plenamente, seguir fotografiando a la gente en las calles y subirme a los edificios más altos para retratar esa otra vida paralela, mucho más interesante para mí que coexiste en las azoteas.

jueves, 10 de febrero de 2011

Creciendo/Madurando

Mes de octubre, estoy convaleciente y paso mi enfermedad en el piso de la costa, para disfrutar del aire del mar.
Una playa nudista cualquiera, bajo a leer un rato mientras tomo el sol.
Estoy disfrutando de las biografías de Agatha Christie y Nelson Mandela, dos personajes que me tienen fascinada.
La de Agatha sólo la pude conseguir a través de Internet y está en portugués, un idioma que no domino demasiado bien, motivo por el cual tengo que pararme de vez en cuando para comprobar o confirmar lo que significa esta o esa palabra.
Para refrescarme leo a Mandela, tengo mucho que aprender de ellos, los admiro a los dos, sobre todo a ella, tuvo una vida increíble para una mujer de su época, rompió muchos moldes, además de que creo recordar que es de las escritoras más prolíficas y leídas, no entiendo como no se realiza una película sobre su vida.
Ese día constato que hay mucha gente para la época en que estamos, básicamente hombres.
A medida que avanza la semana voy notando aptitudes que me dejan intrigada, comienzo a sospechar que la playa se ha convertido en un lugar de encuentro para gays.
Voy alternando mis lecturas con el interés propio de quien no controla de un tema que le provoca cierta curiosidad, a mediados de la segunda semana no me queda ninguna duda.
A la playa la rodea un acantilado, hacia la derecha hay un bar.
Me sorprendió que a estas alturas de la temporada todavía estuviese abierto, mucho más cuando pregunté y me informaron de que no cierra en todo el año y que abre hasta altas horas de la madrugada.
Una vez asimilada la función "secundaria" de la playa, entendí que le compensase permanecer abierto.
Si miras hacia la izquierda puedes ver claramente un camino que se extiende hacia el acantilado, esta hecho por el ir y venir de hombres en busca de sexo, una tarde me adentré en el, necesitaba confirmar que mi imaginación no me estaba jugando una mala pasada, lo que encontré me lo dejó claro.
En cuanto me desplacé unos veinte metros aparecieron los primeros pañuelos de papel y preservativos, la cosa iba en aumento según caminaba, decidí dar media vuelta no fuese a fastidiarle el momento a alguna pareja en acción.
Por lo que pude ver, la playa durante el día es transitada por todo tipo de hombres que se buscan unos a otros como en cualquier otro sitio donde se vaya a ligar, sólo que mucho más rápido, llega uno y se van dos... o tres; se mezclan chaperos, con gente que sólo busca diversión sin ataduras y sin dinero por medio, la franja de edad oscila entre los treinta y los cincuenta.
Los abuelos (que vivieron una época donde ellos, hombres atraídos por hombres, estaban obligados a permanecer invisibles) llegan con sus coches al atardecer y esperan la señal de otros conductores supongo que ya conocidos, o el atisbo de algún chapero que esté por la zona, no suelen bajar a la playa.
No voy a comentar mucho más sobre como funciona el tema, porque creo que eso les incumbe a ellos.  Tampoco voy a entrar en juicios, no soy nadie para hacerlo.
Aunque a esa playa sólo pienso volver en verano, no porque me molestase la situación, que para nada, ya que todo se hace con la mayor educación, discreción y respeto, sino porque en la susodicha me encontré con un treintaañero al que días mas tarde vi paseando con su familia, cuando digo familia digo mujer e hijos y eso me provocó sentimientos encontrados, él tendría sus motivos para esconderse hoy en día y los respeto.
Pero... y ella ¿no tiene el derecho de saber con quién vive?.

Cuando me siento feliz

Qué bien huele el aire cuando soy feliz, ya puede hacer un frió de mil demonios y llover a cantaros que a mi me parecerá el tiempo más hermoso.
En esos días, cuando veo a las parejas agarraditas de la cintura, mi sonrisa surge cómplice y espontánea.  Pienso si para mí el amor también estará a la vuelta de la esquina.
Me asombro una vez más de lo majestuoso que está el mar embravecido. Como si de un amante apasionado se tratase, embiste las rocas, cubriéndolas una y otra vez con esa necesidad imparable, del que se sabe "poseedor" de un tiempo limitado.
Un pescador, ya anciano, me mira desde la lonja con su cara curtida por las mareas, cojo mi cámara y retrato el momento, deseando reflejar toda la fuerza y sabiduría que desprende. 
Aparcada en el pequeño muelle está una furgoneta, tiene las puertas traseras abiertas, de ellas sale una pareja, él, en pantalón deportivo, chanclas y pecho descubierto, ella con vaqueros y sudadera.
Se abrazan, se besan, ríen, el deseó flota en el aire. Él da vueltas danzando bajo la lluvia, ella se le une encantada, mi cámara tiene vida propia, parece que no quisiese perderse ni un momento, me miran, se ríen más fuerte, me mandan un beso y vuelven a meterse dentro para seguir bailando.
También estoy empapada, también soy feliz, guardo la camara, me la cuelgo al cuello, de pie, con las piernas y los brazos abiertos respiro a pleno pulmón, quiero recordar este día cuando sea anciana, quiero recordar su olor...

Sueño

Soñé con una casa cerca cerca del mar, con el olor a sal, la brisa de una noche de verano, soñé con mi enamorado.
Soñé con la hierba fresca del campo, la luna y el cielo estrellado, soñé con mi enamorado.
Soñé con una gran ciudad, la gente, los parques, el asfalto, soñé con mi enamorado.
Soñé con una montaña, paseos, acampadas, guitarras, soñé con mi enamorado.
Soñé con la navidad, amor, alegría, paz... Soñé con mi enamorado.
Soñé con él.
A mi lado.

SAN VALENTÍN

Que regalarte en San Valentín:
Te regalaría mil sonrisas, te llenaría de amor, acariciaría tu pelo hasta que te quedases dormido a mi lado, como un niño grande y feliz.
Llenaría tu cara de besos, a tu lado vería todas las puestas de sol y de luna que me quedan por vivir, compartiría contigo las playas mas cristalinas y las montañas mas altas.
Te lo daría todo. Por eso te hago el regalo mas grande.
Tu libertad.

                     

sábado, 5 de febrero de 2011

¿Enganchada?

Hace dos meses mi novio llegó a casa dispuesto a compartir su nuevo descubrimiento conmigo.
Me dispuse a escuchar, a ver con que me salía esta vez, normalmente viene con temas muy interesantes.
Él es periodista, a veces llega con entrevistas sobre temas de actualidad que por mi profesión me afectan directamente, otras, con novedades sobre literatura, ciencia, política etc., etc.
De vez en cuando se entusiasma con un personaje en concreto y de rebote acabo sabiéndome toda su vida profesional.
Si el tema no me interesa demasiado no lo sé disimular y me fastidia, porque se lo toma como algo personal, suele sentenciar, es que no te interesa nada de lo que te cuento.
Gran equivocación, creo que es un lujo poder trabajar en lo que te gusta y soy feliz viéndolo disfrutar de su profesión, como se esfuerza en mejorar paso a paso, en aprender de los profesionales que lo rodean, adquirir responsabilidades y llevar a cabo proyectos que lo enriquecen.
Vive su profesión las veinticuatro horas del día y eso me gusta de él, puesto que no deja a las personas que lo rodean de lado por ello.
Pero claro, yó también trabajo y hablar de según que cuestiones a las once de la noche, como que no.
Bueno, vamos al tema.
Entra como el terremoto que es, me coge y me suelta un montón de besos, deja sus cosas en el dormitorio y viene a la cocina.
-Trae el ordenador que quiero enseñarte algo que te va a gustar.
-¿Qué es?.
-El blog de un compañero de profesión que sigo de vez en cuando.
-Vale, leo una entrada para ver de que va y me cuentas de él.
-Es un profesional joven con una trayectoria muy interesante, tiene un libro publicado y los artículos que escribe son realmente buenos.
Leí la primera entrada, la segunda, la tercera...
-No dices nada, ¿qué te parece?.
-Me gusta mucho, lo voy a poner entre mis preferidos.
Los primeros días, lo comentábamos y nos reíamos juntos de sus ocurrencias.
Durante la semana, si me llegaba una notificación buscaba hueco para hecharle un ojeada, no tardé en coger la costumbre de leerlo junto con los periódicos de la mañana.
Mas de una vez me encontré compartiendo opiniones y sin poder creerme que siendo un hombre pensásemos tan parecido.
-¿Lo que dice en su blog será lo que piensa realmente?
-Y yo que sé, supongo que sí.
Un día llegó a casa y me encontró enfrente del ordenador riéndome sola.
-Qué contenta te veo ¿y eso?.
-Estaba leyendo a fulano.
-HA
En otra ocasión que quería leerme un artículo que estaba escribiendo.
-Espera un momento, que estoy leyendo un artículo de fulano.
El límite lo puso la noche que ya metidos en cama los dos y él con ganas de "faena" lo hice esperar por seguir leyendo varias entradas antiguas de el "compañero".
-Que haya un tercero ya es una jodienda, pero que me quede sin chingar porque prefieres leerte los artículos de un tío que ni siquiera conoces es para echarte de la cama.
-No té quejabas de que no le doy importancia a las cosas que compartes conmigo, pues ya ves como sí.
-No, si encima tendré que darte las gracias.
-De nada... Te quiero.
-Yo también te quiero...

PLAYA DE NANÍN

Estos días anda mi prima sembrando mensajes en facebook, para que ver si hay suerte y llegan a quien corresponda.
Está preocupada porque la playa de nuestra infancia, (*más de la suya que de la mía), está abandonada como si fuese un barco a la deriva, que la playa no se mueve, pero la arena no veas que travesias hace.
*Mi padre, no le veía el chiste a eso de pasarse el día tirado a la bartola, sin levantarse de la toalla más que para divertirse, aunque fuera gratis.
Hizo unas fotos, las colgó para que la gente viera, lo bonita que es y lo abandonada que está.
La verdad es que apenas tengo relación con mi familia, digamos que me autodesterré muy joven, pero mis primas y primos en general siempre me han caído bien.
A esta en particular la estoy redescubriendo a través de Internet, "al mismo tiempo que descubro Internet".
Me gusta lo que veo,"de los dos".
Le mandé mi apoyo en un mensaje, por si servía de algo, le di un vistazo a las fotos y me vinieron unos cuantos recuerdos a la cabeza.
Me sobran los dedos de las manos para contar las veces que la pisé hasta la adolescencia, recuerdo vagamente un día de invierno en que bajé con unas amigas.
Encontramos una nevera hueca, acabamos dentro de ella, metiéndonos mar adentro y cuando aquello se empezó a llenar de agua y amenazó con naufragar, nos encontramos con un francotirador (en forma de niña de nueve años) con muy buena puntería, cortándonos la retirada hacia la playa.
Supongo que no la dejamos subir a nuestra barquita, provocando el consiguiente enfado, la verdad, no recuerdo como salimos del entuerto. 
La redescubrí ya en la adolescencia, cierro los ojos y veo una playa pequeña, con la arena más blanca y mas fina que e pisado nunca, el agua la recuerdo cristalina y a ambos lados las rocas parecían puestas para que esta fuera mas acogedora todavía, además, como bien dice mi prima ,el tranquilo mar que la rodea  acaricia mansamente la orilla, haciéndola ideal para que disfruten las familias con niños pequeños.
Al parecer, ahora está apenas sin arena, llena de piedras y muy descuidada, por lo que he leído esto tiene que ver con la construcción del puerto de Sanxenxo, también me han dicho que no la dan apta para el baño.
Los vecinos piden que si no es apta, se busquen los motivos y las soluciones o al menos la limpien como Dios manda y que, cuando traigan la arena para la niña mimada, o sea Silgar, se acuerden de repartir con su hermana pequeña, (que para eso pagan impuestos al susodicho ayuntamiento).
Lo que quieren es disfrutar de un maravilloso punto de encuentro para el pueblo.
La gente trabaja todo el día, salen y entran de sus casas en coche, muchos están fuera y solo vienen en verano y es muy bonito tener ese sitio de referencia donde juntarse, hablar y ver a sus hijos y nietos corretear y bañarse en la playa como ellos lo hicieron en su infancia. Prima, ojalá recojáis la cosecha que os merecéis. Besitoss.



miércoles, 2 de febrero de 2011

DECIDIR : EQUILIBRAR LA BALANZA Ó NO

Creo que de mi estancia en otros países y el hecho de llegar sin saber ni una palabra del idioma autóctono es de donde viene mi afición a leer toda clase de libros que tengan que ver con el lenguaje corporal.
Los gestos faciales,  las manos, la mirada, la forma de balancear el cuerpo etc.
El interpretar lo que decían a través de esos gestos formó parte del aprendizaje de nuevos idiomas.
A raíz de eso algo que me gusta cada día mas es sentarme en la terminal de un  aeropuerto examinar a la gente que pasa, hasta que alguien me llama la atención.
Me fijo en sus rasgos físicos, en como se coloca la ropa o se aparta el pelo de la cara, en la forma de mover los pies si habla con alguien, en qué tipo de distancias guarda con esa persona si tiene contacto corporal con ella, si inclina la cabeza al dirigirse hacia el susodicho, hasta que un simple gesto, como el de avanzar un pie, me provoca un cosquilleo especial en alguna área recóndita de mi cerebro y comienzo a escribir una historia mentalmente.        
Hace unos meses estaba en el aeropuerto de barcelona esperando un avión que como casi siempre llegaba con retraso, cuando me dispuse a realizar mi habitual mantra.
De pie,  en frente de mí había un hombre de unos cincuenta años muy atractivo. Alto, moreno, con un pelo totalmente canoso en la línea de Richard Gere; sonrisa franca y abierta (lo sé porque me dedicó varias antes de dirigirse a mí) manos, pies y nariz grandes al igual que el mentón, son rasgos que a medida que cumplo años me gustan más en un hombre.
Me gusta que tengan unas manos grandes, con largos dedos de pianista (aunque lo que me pone xxx es que las susodichas sean fuertes y callosas, la piel curtida por el sol).              
A este en concreto el sol parecía haberle dado mientras jugaba al golf o navegaba en  yate, me pareció interesante, pero no precisamente para escribir una historia sobre él, si no con él.
Como tengo pareja y soy de esas idiotas que cuando se enamora opta por ser fiel, aunque lo que tengo entre las piernas esté pidiendo a gritos fiesta, decidí pasar del tema y buscar otras víctimas de mi imaginación.
Allí estaban, la pareja perfecta para una de mis historias.
Estaban de pie el uno enfrente del otro a muy poca distancia, con sus cuerpos ligeramente ladeados, ella en una pose muy femenina se ondulaba el pelo con un dedo mientras parecía escuchar embelesada lo que decía su futuro amante, porque eso es lo que me parecieron, dos futuros amantes.
A el le sonó el teléfono, llevó la mano al bolsillo y lo debió apagar porque dejó de oírse al momento, lo hizo lanzando un resoplido de hastío, como si nada le pudiese molestar más que la persona que llamaba les sacase momentáneamente de su mundo de dos.
Llegó un grupo de gente que ante la tardanza del avión se había marchado, supongo que a tomarse algo y eso los obligó a moverse hacia mi sitio, así pude oír parte de la conversación, nada interesante por cierto .
Ahora fue a ella a quien le sonó el móvil, con gesto serio se apartó de su objeto de deseo, pero no demasiado (no fuese a ser que él no pudiese escuchar lo que decía); esto la dejó a la misma distancia de mí que de él. Transcribo la conversación:
-Hola, ¿qué quieres?.
-
-Y yo qué sé, no tengo la culpa de que Iberia funcione como le da la gana.
-
-No es eso, ya sabes que los aeropuertos me ponen nerviosa.
-
-Cualquier cosa estará bien, ¡todo lo tengo que decidir yo! ... un bocadillo me sirve.
(Cara de paciencia infinita, morros y cabeza vuelta hacia arriba con el consiguiente giro de ojos en las órbitas) teatrillo dirigido por supuesto a su acompañante.
-Sabes qué te digo, no hagas nada, ya me calentaré yo un vaso de leche cuando llegué.
Uno de los dos colgó, no sabría decir cual.
-Uff... perdona ya sabes, las cosas de pareja.
-Qué me vas a contar a mí.
-Sí ... a veces es difícil.
No necesitaba nada más, mi imaginación ya estaba disparada, desconecte de ellos, por mí podían
irse a follar a los baños, o pasar de todo y no verse nunca más, me la traía al pairo.
En esas estaba cuando se me acerca Richard.
-Ni se te ocurra, a esos ya me los he pedido yo.
Allí sentado a mi lado todavía resultaba mas atractivo, sus ojos claros despedían chispas, al hablar se acercaba a mí suavemente, su pelo desprendía un olor muy rico, las arrugas finisimas que tenia en su cara le hacían mas interesante y para mi sorpresa a pesar de llevar un traje de Armani no llevaba perfume, mejor, porque su piel olía muy rica.
Las cosas con mi pareja estaban como el culo, estaba "casi" segura de que  estaba haciendo demasiado el tonto por ahí, encima, de tema cama más bien poco (con lo que a mí me gusta) así que más me valía mantener la cabeza y otras partes de mi cuerpo frías si no quería guerra, que, a todas luces era lo que venía buscando este.
-Reconozco a mis iguales en cuanto los veo ¿me vas a negar que estabas intentando averiguar qué clase de relación tienen?.
-No exactamente, pero sí, los estaba observando ¿con lo de iguales a qué te refieres?.
-Se supone que somos escritores, periodistas, estadistas, filósofos o simplemente unos cotillas, lo que nos hace iguales es la esencia, el fondo, no la forma, ¿si no?.
¿Por qué estamos iniciando esta conversación tan tranquilos, como si nos conociésemos de toda la vida? Se me ocurrió un motivo mucho más obvio y carnal mientras lo dejaba seguir con su representación.
Al rato había pasado algo curioso y peligroso, este hombre parecía muy inteligente, su conversación era amena diría que incluso brillante.
Para un polvo me sirve lo que he descrito antes o, en su defecto un chico con la piel tersa y la polla muy dura.
Para interesarme mas allá de la cama lo que me pone es sin duda un hombre despierto, inteligente, ocurrente, con ganas de transmitir lo que sabe y de aprender cosas nuevas, alguien con quien compartir experiencias y sabiduría, lo de menos es la edad, aunque bien es verdad que en mi caso el que es así, cuanto más años más apetecible.
Estábamos enzarzados en una discusión que había saltado desde lo poco rentables que han resultado ser cierto tipo de negocios en los aeropuertos, a como se puede pasar de aborrecer, a enamorarse literalmente de la escritura de Antonio Gala, (no hubo un segundo en que no dejásemos de comernos con los ojos ).
Llamamiento a filas de la azafata de turno.
-Espera, no vale la pena que nos levantemos todavía, ya sabes lo lenta que va la fila, si quieres podemos intentar cambiar nuestros asientos para sentarnos juntos.
Él "no gracias", me salió gélido, casi glacial, eso enfrió mucho la conversación que se tornó inocua y también las miradas.
Ya en pleno vuelo recordé los últimos minutos.
Me había pedido el hotmail, facebook, número de teléfono, o lo que fuese para mantenerse en contacto conmigo. Mi respuesta había sido negativa a cada nuevo intento; finalmente me dijo:
-No creo que estés casada, no veo marca de anillo en tu mano, yo estoy divorciado por segunda vez desde hace dos años, llamaste mi atención cuando te vi, pero después de hablar contigo, despiertas en mí curiosidad, eres muy interesante, si tienes novio o pareja lo entiendo, pero me gustaría mantener el contacto contigo... solo como amigo.
Lo sopese unos segundos y mi respuesta volvió a ser no, esta vez resulté hasta borde, para entonces ya estábamos entrando en el avión y se cortó la conversación.
Mi cabeza me decía que me arrepentiría de dejar escapar esa oportunidad de añadir a mi vida alguien interesante. Mi entrepierna opinaba lo mismo.
Por lo tanto, sabía que estaba haciendo lo correcto.
Si le daba mi teléfono con la promesa de ser solo amigos y quedábamos para tomar un café y otro día para ir de museos o lo que fuese, posiblemente la atracción iría a más y con los palos que me estaba llevando de mi novio, del cual a pesar de todo todavía seguía enamorada, seguro que acababa haciendo una tontería y no estaba por la labor.
Quería luchar por la relación mientras creyese en ella y si se acababa, que tenía toda la pinta de que sí, sentir que lo había dado todo, (eso me considero incapaz de hacerlo si hay un tercero en discordia), ya tendría tiempo después de pendonear.
A mi llegada me esperaba mi novio con una gran sonrisa y un beso. Mientras nos dirigíamos a la puerta se cruzo con nosotros Richard, me dirigió una densa mirada y otra de arriba abajo a mi pareja, como calibrándolo.
Ya en el aparcamiento mi novio tuvo que bajar a pagar el ticket y, ¡sorpresa!, ahí estaba él.
Sé acercó a mi ventanilla, la bajé y dijo.
-Entiendo que no me quieras dar el teléfono, lo entiendo, a pesar de que sé que te gusto, tengo tu nombre y apellidos, y voy a buscarte en facebook; si no lo tienes ya puedes ir haciéndote uno y cuando menos te lo esperes te llegará una invitación mía,  y ojalá que ese día estés preparada para aceptarla. Me dio un beso en la mejilla y sin más se dio media vuelta y echó a andar.
A veces (cuando me siento puteada deseo con todo mi corazón que me llegué esa invitación) otras (las más) pienso en los momentos felices con mi pareja y que no vale la pena ensuciarlos con una tercera persona, ni siquiera engañándome a mí misma.

martes, 1 de febrero de 2011

NO PUEDO MÁS

Ya no puedo más, una frase que repito últimamente una y otra vez, ocho de la mañana, salgo de la ducha, llaman de la asesoría quieren ponerme al día de los impuestos.
Pero sí ya me los diste ayer, acierto a decir, esos eran otros, esta bien suelta que apunto, me llevo el ordenador a la cocina y busco las noticias en Internet mientras preparo el desayuno, primera llamada del día. 
El pedido que reclamamos ayer por su tardanza ha llegado equivocado ¿qué hacemos? el problema tiene fácil solución, la comunico mientras pienso en los perjuicios que le va a traer a las empresas tanto retraso.
Mis hijas desayunan mientras charlan de sus cosas, a los cinco minutos la charla se a convertido en una pelea a gritos, intento poner orden, lo consigo después de un rato de mediación, las niñas salen por la puerta, comienzo a recoger la casa.
Suena el teléfono otra vez, la sección de contabilidad de una de las empresas con las que trabajo me informa de que les hemos devuelto una factura sin pagar, me hago la sorprendida y les digo que se les pagará por transferencia en dos semanas,(con la dichosa crisis cada vez me cuesta más tener al día las cuentas).
Nueva llamada, un representante que quiere pasar a visitarme, me lo quito de encima lo más educadamente posible, sigo haciendo las tareas del hogar, aprovecho para poner mis ideas en orden, enciendo el ordenador y busco bancos, echo un vistazo a las cuentas, esta vez soy yo la que llamo para hablar con mi administrativa que también es mi prima, ponemos al día los movimientos de cuentas, pagos pendientes etc.
Hablamos de todo lo que surge día a día en las tiendas, intentando buscar soluciones y después de mi primer no puedo más del día me da ánimos y se despide.
Es hora de hacer la comida y me pongo con ello, vigilo el pescado y plancho la ropa al mismo tiempo, la plancha recogida y la mesa puesta, la hora de la comida debería ser un momento tranquilo, una de las niñas pide dinero para unas deportivas, rápidamente su hermana dice que si le compro las zapatillas ella necesita una cazadora nueva.
Intento hacerles comprender que la economía de este país no está pasando por un buen momento y que eso también afecta a mis negocios, que es de lo que vivimos las tres.
Hago todo lo que puedo, les recuerdo que he tenido que prescindir de la señora que venía por las mañanas a casa para reducir gastos, que las cosas están muy dificiles y finalmente las conmino a echar una mano tanto en casa como en lo de ahorrar.
Dicen que sí, que sí, que lo entienden; pero que las zapatillas y la cazadora son imprescindibles,(esta es una guerra que durará algunas semanas y que tengo perdida de antemano).
En cuanto a lo ayudar en casa, les pido que limpien la cocina.
-¡huy!, no puedo tengo clases.
-Pues yo tampoco, he quedado para hacer un trabajo en la biblioteca, ¡chao!.
Por fin me quedo sola me dispongo a recoger la cocina sin demasiados ánimos, dejo la ventana  abierta para que seque el piso y decido dar un paseo por el río y aprovechar para recoger agua en la fuente que hay pasando el puente de madera.
Durante el trayecto intento relajarme, llama mi novio, me pregunta si estoy en casa, le digo que estoy llegando, pensar en nuestra relación me entristece, el 2010 ha sido un año muy duro en todos los planos incluido el sentimental y el principio de este no está resultando mejor.
Me pregunta si voy a bajar a las tiendas, no, hoy tengo una reunión con una representante pero hemos quedado en casa, quedaré libre sobre las ocho.
- Bien a las ocho me paso, te quiero.
Me suena a hueco, sé que me quiere a su manera, me siento sola, ojalá no me hubiese enamorado...
el final de esta relación se acerca y es doloroso, echo de menos cuando solo éramos amigos, que tontería complicarlo todo.
La reunión es para negociar las compras del año próximo y aunque nos conocemos y nos caemos bien hay momentos de tensión, finalmente llegamos a un acercamiento que habrá que desarrollar y matizar por escrito, nos despedimos con dos besos y un hasta pronto.
Son las ocho y media, la reunión se ha retrasado ligeramente, suele ocurrir.
Entra mi hija mayor con su novio, me saludan, se preparan algo de comer entre arrumacos y se van al salón a jugar a la wii.
Mas tarde llega la pequeña, hablamos un rato y me recuerda que todavía no les he llevado los ordenadores a arreglar,(se les han estropeado los dos al mismo tiempo) me pide mi portátil contándome que si no se conecta con su amiga el mundo podría pararse, pienso que las cosas ya están bastante mal así, se lo dejo.
Llega mi novio, me abraza, me besa, las ultimas dos semanas está muy cariñoso, él también sabe que es el final ... pero ninguno de los dos tiene agallas para dejar al otro, somos tontos e insensatos prolongando esta situación.
Nueva pelea de las niñas, no se ponen de acuerdo con qué ver en la tele, entro en la sala les pido que dejen de gritar, intento fallido, acabo gritando yo tambien para conseguir que me escuchen, echo de menos cuando eran pequeñas.
Ya en la habitación busco algo en la tele que me haga reir, mi novio me dice todo zalamero, apaga eso por favor cariño... que quiero oir qué dice Sostres.
Definitivamente hoy, no puedo más.

PERDÓNAME

Lo siento.
Sé que ahora que ya no estás no sirve de nada que lo diga, pero lo digo de corazón.
Aunque en los cinco últimos años no te lo haya demostrado...
Si pudiese dar marcha a atrás lo haría, te usé como a un trapo, con el que fregar el piso.
Me gustaría haberte tratado como te merecías, con el respeto y consideración que tú has tenido conmigo. Nunca me has fallado.
Si te buscaba y tardaba mas de cinco minutos en encontrarte, me ponía insoportable, cuando aparecías me calmaba, mientras, procedías a ejecutar aquello para lo que te reclamaba sin un reproche.
Te he traicionado tantas veces... he ocupado mi cama con otro, sin pensar en ti, has acabado solo en cualquier rincón, sin darte ninguna importancia.
Solo me preocupaba de ti cuando te necesitaba.
Entonces, te veía tirado por los suelos y completamente roto, sentía un ligero remordimiento, te recogía e intentaba reconstruir tus pedazos, aunque solo fuera por sentirme mejor y no quedarme sin ti. 
Si no estabas a mano y algún amigo me decía que pasase de ti y buscase al otro, no lo dudaba.
Ahora es tarde, querido mando, vas camino de la basura como un desperdicio cualquiera, me pregunto si encontraré otro tan resistente a los golpes, esta noche seguro que me acuerdo de ti, jugando en la cama con mi novio uno de los dos dirá.
-Cuidado con el mando que no acabe en el suelo.
-Debimos tratarlo mejor.
-Con el próximo tendremos cuidado.
Aunque ya sabes, como humanos que somos seguro que se nos olvida en el siguiente revolcón.

Ella

Hace dos años recibí la llamada de un amigo invitándome a pasar el día por ahí, acepté encantada,
(siempre que estamos juntos lo pasamos muy bien).
Desayuno al borde del mar comentando las noticias del periódico, paseo por la playa haciendo el ganso todo lo que podemos, aperitivo y churrascada en Arcade, muchas risas contándonos nuestros últimos fiascos sentimentales y momento serio cuándo tocó hablar de nuestros respectivos negocios, la crisis ya nos estaba empezando a afectar.
Por la tarde tocó ir a un centro comercial.
Él es de los hombres mas presumidos que conozco, también es de los mas divertidos y aunque odio ir de compras compensa porque me hace reír todo el rato.
Al salir, cafetería con terraza y clarita.
-Ven quiero que conozcas una tienda que te va a encantar.
-No necesito comprarme nada.
-Es igual, Yo siempre necesito algo, sobre todo ver a la dependienta que me tiene loco.
-Como te tienen todas.
-Esta es especial cuándo la conozcas comprenderás porque.
-La tienda si que era un poco peculiar, aunque estaba claro que su principal reclamo era ella.
-Ojos azules, pelo negro azabache hasta la cintura, tremendo escote, tremendos pechos, vaqueros ajustados como guantes y tacón de siete centímetros.
-¿Merece o no merece la pena ir a por ella?.
-Está buena, pero no mas que otros royos tuyos que tienes mas a tiro.
-Las otras no me dicen que no.
-¿Llevas mucho tiempo intentándolo con esta?
-Tres meses
-No me lo puedo creer.
-Si hoy no consigo una cita me rindo.
La tienda tiene dos pisos, la ropa de chico esta en el de abajo y ahí que se la llevó para "que le aconsejase".
Me quedé viendo ropa interior en el de arriba, aunque teniendo una pantalla delante que los enfocaba directamente a ellos no pude evitar cotillear, no parecía que sus acercamientos diesen mucho resultado y eso que él se estaba dejando el resto.
Me metí en el provador con un par de sujetadores de esos que se pueden poner con todo tipo de ropa sin que se vean las asas, muy bonitos y sencillos de poner (eso dicen).
A mi me sobraban piezas por todas partes, estaba a punto de rendirme ante semejante rompecabezas cuando se abrió la cortina, era la dependienta que venía a ofrecerme su ayuda, lo hizo mirando mis pechos como si en cualquier momento se fuese a poner a juguetear con ellos.
Esa mirada aclaró cualquier duda sobre el posible éxito de mi amigo, (aunque cabía la posibilidad de que fuese bi).
Con un "deja que te ayude" se coló en mi probador, tengo que decir que no me molestó en absoluto.
-No te preocupes mis manos siempre están calientes.
-Si lo están ahora, me sirven.
-Los vamos a colocar para que te quede la espalda al aire, no tenía yo muy claro que tuviera que rozar  mi espalda una y otra vez para eso.
-Tienes unos pechos preciosos.
-Gracias, tú también, (la verdad es que no sabía que decir en una situación como esa).
-Sì, la verdad es que no están mal.
Me estaba poniendo muy nerviosa, el probador se hacía mas y mas pequeño por segundos, intentaba no mirarla directamente a los pechos para no cohibirla.
-¿Quieres ver mi tatuaje?, no había acabado y ya se estaba quitando la ropa, estaba claro que la única cohibida era yo.
Realmente el tatuaje era precioso una rosa negra con espinas.
-Eso tuvo que doler muchìsimo.
-Si, bastante, esta perdiendo el color y tengo que ir a que me lo repasen.
-En uno de los brazos tenía tatuada una hiedra.
-Qué bonitos, eres muy valiente.
Mientras, estaba pensado que yo no me los haría, no le veo la gracia a pasar dolor para hacerme un dibujo que dentro de treinta años estará deformado por los cambios de mi cuerpo, además eso me parece muy aburrido, prefiero la henna, con ella te puedes hacer el dibujo que quieras y para cuando empieces a cansarte ya se estará borrando.
Pienso que la gente que lo hace por capricho y pasa mas tiempo eligiendo el dibujo que pensando los pros y los contras de hacerse un tatuaje, posiblemente se arrepienta en un futuro.
Creo que  los que lo hacen después de tenerlo bien meditado, aunque algún día se arrepientan sentirán que valió la pena.
Pero eso son cosas mías, a unos y a otros les respeto la decisión y les admiro el valor de aguantar el dolor y no hechar a correr después del primer pinchazo.
-Ya está, ¿ves que bien?.
-Sí, gracias.
-De nada, ha sido un placer.
Salió tan deprisa como había entrado.
Me reí de mi misma por haber llegado tan rápido a la conclusión de que yo le gustaba, soy tonta, esta claro que simplemente es una chica dispuesta trabajadora y muy desinhibida.
Al salir encontré a mi amigo pagando lo que había  elegido, una camiseta muy ajustada para marcar bien los músculos y un cinturón con una hebilla enorme.
Si, mi amigo es de todo menos sencillo, lo que no tengo claro es si viste así porque está muy satisfecho con el  cuerpo que tiene ó, si por el contrario, lo hace porque se esconde detrás de ese cuerpo de gimnasio y su vestimenta de "soy lo mas", para que no vean sus miedos e inseguridades, lo justo, es que a él le sirva.
Cada uno de nosotros tenemos nuestras historias con las correspondientes cicatrizes y lastres y lo llevamos como mejor podemos.
A mí me da igual como vista, lo que me importa es que es una buena persona, un padre maravilloso, que con su ex tiene una relación envidiable y que como amigo nunca me ha fallado.
Ahí estaba él erre que erre, a lo suyo, que si eres muy bonita, que si no conozco Vigo de noche, que porque no te pasas un día por mi negocio, te invito a comer y te hago de guía turístico, se mostraba pícara, condescendiente o coqueta con la maestría que tienen las mujeres que se saben bellas y deseadas.
Pasé al mostrador y mientras pagaba mis compras seguí divertida la conversación, que desembocaba una y otra vez en una negativa.
Deberíamos irnos, me esperan en casa, está bien, se despidieron con dos sonoros besos en ambas mejillas y mi amigo salio feliz de la vida de la tienda.
-¿Que te ha parecido?.
-Muy simpática, me gusta.
-Tiene algo, ¿verdad?.
-Si... supongo que si.
Camino a casa no paró de hablar de ella, me gustaba verlo tan entusiasmado y desee que le saliese bien.
No le comenté lo que había pasado en el provador, si lo hacia tendría que contarle lo de mi primera impresión y me daba vergüenza ayer pensado tan mal.
Nos despedimos con un beso y la promesa de intentar vernos al menos una vez al mes.
Saque mi compra de la bolsa para guardarla y al abrir la caja cayó un papelito, contenía un nombre y su numero de teléfono.
-Vaya... resulta que no me había equivocado.