sábado, 24 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad y prospero Año Nuevo!!!

En una noche tan bonita como esta os deseo a todos los que pasáis por mi casa y a todos los que yo visito (no tan asiduamente como quisiera) felicidad, armonía, tranquilidad, alegría y mucha mucha paz.
He pasado un año maravilloso con esta gran familia, me he reído, he llorado, he aprendido muchísimo (y lo que me queda).
He pasado de tener muy poco interés por la poesía a amarla, cada uno de vosotros habéis penetrado en mi corazón de una forma especial, cuantas veces me he sentido identificada con cosas escritas en este pueblo global, que es el mundo blogger, en otras ocasiones he visto que hay formas y puntos de vista diferentes a los mios y muy respetables, de hecho más de una vez he cambiado de opinión sobre un tema después de leeros a alguno de vosotros.
El año pasado tal día como hoy estaba pasando por momentos muy dolorosos donde la soledad en compañía imperaba.
Creo que ese día leyendo a mi primer bloguero decidí que tenía que sacar fuerzas de donde hiciese falta  y tomar una decisión por dolorosa que resultase, y que una forma de empezar era refugiarme entre vosotros y eso hice volcarme, fue el primer paso para salir de la rueda donde estaba metida.
Después todo resultó relativamente fácil y poco a poco volví a ser yo misma, me hubiese gustado que no hubiese coincidido con esta maldita crisis, pero viendo el lado positivo eso también me hizo reaccionar y no quedarme en casa lamentandome.
Doy gracias a Dios por que tengo salud, por que poco a poco (con mucho esfuerzo) voy sacando mis negocios adelante, por tener dos mujercitas maravillosas que maduran a pasos agigantados y cada día se hacen más piña conmigo.
Por haber descubierto a una persona que con su sencillez, tranquilidad, bondad y humildad me ha hecho ver que si vale la pena todo lo que he luchado en esta vida y que poco a poco está consiguiendo que vuelva a recuperar la confianza que había perdido en las demás personas y sobre todo en mi misma.
Gracias por volver a darme la oportunidad de ser feliz, pienso seguir avanzando en todos los aspectos de mi vida, no te prometo no meter la pata, ni que no me caiga de nuevo pero si te prometo levantarme con una sonrisa (aunque sea entre lágrimas como la última vez).
¡¡¡Feliz Navidad!!!

miércoles, 21 de diciembre de 2011

INOCENCIA Y AMISTAD PARTE 4

La niña está tendiendo la ropa en la terraza y se asoma su madre desde la puerta de la cocina.
-Carla, tienes que ir a comprar arroz para la paella y ya de paso traete el pan.
-A la vuelta, ¿puedo ir a cambiar las flores de la tumba del abuelo?.
Pose de niña buena y caída de ojos.
-¿Has acabado tus tareas?
-Sí mamá.
-Vale, pero tienes que estar de vuelta para la hora de comer.
La niña se da prisa en ejecutar los recados y sale disparada hacía el cementerio, el chico la encuentra limpiando la lápida de su abuelo.
-Hola Carla.
-¡Como has tardado! me ha dado tiempo de cambiar las flores, limpiar la lápida del abuelo y revisar todo el cementerio, es increíble que ayer estuviese aquí toda esa gente, ¿qué crees que estaban haciendo, crees que estaban celebrando una misa rara de esas, que crees que hicieron con el gato???
-Uhff!!, dame un respiro, esta noche apenas he dormido.
-Pues yo he dormido como un lirón, estaba agotada cuando llegué a casa.
-Será como un monito...
-¡Hay, no empieces!
-Está bien déjalo, ¿lo revisamos todo otra vez?
-Vale.
Durante el rato que dura la inspección Carla no para de parlotear sobre cada detalle de lo acontecido la noche anterior y todas las conjeturas que se le pasan por la cabeza.
Pablo piensa que es normal que se pase el día saltando de "rama en rama", de alguna manera tiene que eliminar toda la energía que almacena en su pequeño cuerpo, de otra forma saldría ardiendo como una antorcha humana.
Al cabo de unos minutos desconecta y piensa en la locura que se le pasó por la cabeza anoche, lo que vieron tenía que ser una secta, aunque no tiene claro de qué tipo, en un primer momento creyó que se habían cargado al gato (tenía que ser un gato, desea que fuese un gato) que habían oído maullar y tal vez en una especie de ritual satánico se habían bebido la sangre pasándosela en un recipiente de unos a otros, un ritual mezcla de creencias celtas y religión..
-¿Me escuchas?!!
-Claro.
-Ah sí, ¿que estaba diciendo?
-Algo de lo limpio que esta todo...
-No hay nada, ni siquiera huellas de pies, es muy raro ¿no te parece? ¿cúal de mis hipótesis crees que es la correcta?.
El chico en lugar de contestarle la mira muy serio y lanza una pregunta.
-El ruido que se oía antes de que se fueran, ¿qué crees que era?.
La pregunta tiene la virtud de conseguir que la niña permanezca quieta y en silencio, en ella esta actitud es antinatural, finalmente se remueve nerviosa y contesta con una evasiva.
-Con todo lo que pasó quieres que recuerde un ruido de nada, te fijaste como se fueron de a dos ¿crees que eran parejas, ya sabes matrimonios?.
Pablo decide no insistir, que la niña se asuste con esa pregunta quiere decir que al menos en su subconsciente ha llegado a una conclusión muy parecida a la suya.
Ahora no solo le duele la cabeza también tiene el estómago revuelto.
Es casi la hora de comer ¿crees que en tu casa me invitarían a paella?.
-¿Tu madre todavía no ha vuelto?.
-No y ya no creo que vuelva hasta el domingo.
-Pues estamos de suerte, mi padre se ha ido a pasar el día a casa de mi abuela, tienen que reparar la lancha de mi tío, esta tarde también se va mi madre y se quedarán hasta el domingo por la noche, tenemos hoy y mañana para hacer lo que nos de la gana.
-¿No querrán que los acompañes?.
-Fingiré que me ha sentado mal la paella, dolor de barriga, lo suficiente para no poder acompañarla, pero no tan mal como para que no me pueda quedar sola.
Llegan al camino de entrada de la casa y ven a la madre poniendo la mesa en la terraza.
-La madre de Pablo tiene guardia en el hospital ¿puede quedarse a comer con nosotras?.
-Claro, ir a coger agua a la fuente mientras termino de poner la mesa.
-Corren hasta la fuente entre risas y vuelven rápidamente con el agua.
A la comida se les une la tía que vive en la casa colindante, la madre se levanta a los postres pues se le escapa el autobús y les encomienda que recojan la mesa y laven los platos.
-Carla, nos vamos.
-Mamá es que me duele la barriga ¿puedo descansar un rato?.
-Perderemos el autobús.
Mamá es que me encuentro mal de verdad, tengo ganas de vomitar.
-Entonces me quedo.
-No te preocupes dice la tía, seguro que no es nada, me quedo a recoger y me ocupo de ella, por la noche me la llevo a dormir a mi casa y nos llamamos con lo que sea.
-Está bien, la verdad es que tengo ganas de ver como están dejando la lancha y pasar el fin de semana con mi cuñado y su mujer.
-Pues ala vete tranquila.
-Hasta el domingo.
-Adiós mami.
La tía los manda a descansar al borde de la piscina y allí que se van tirados como lagartos debajo de una sombrilla.
Preparan la escapada de esa noche, la niña se muestra entusiasmada con la posibilidad de que se repita la historia.
Mi tío guarda en el garaje unos prismáticos de visión nocturna.
Un par de horas después se les acerca la tía con una jarra de limonada para Pablo y le pregunta a Carla que tal se siente, la niña asegura que mucho mejor.
-No te preocupes tía debió ser que estuvimos corriendo mucho rato y al llegar a la fuente bebí demasiada agua y me sentó mal.
-Tal vez le vendría bien dar un paseo tranquilo por el pueblo.
Apunta Pablo.
-Buena idea, pero os quiero de vuelta a las nueve, Pablo dile a tu madre si te deja cenar en nuestra casa.
Una vez fuera de la vista de la tía deciden volver al cementerio para preparar el sitio donde van a pasar varias horas de vigilancia y trazar un camino a través del monte para escapar si es necesario.
Una vez Pablo se acostumbra a bajar por el tronco del árbol más cercano, el trayecto por el monte en linea recta hasta la carretera es corto y fácil.
La niña se siente en su salsa en plena naturaleza, el chico se empeña en ir a buscar su cámara fotográfica  y realiza unas cuantas instantáneas de la vegetacíon de la zona.
Les dan las nueve sin enterarse y se apresuran a volver a casa.
En su escondite se quedan dos toallas de playa, una pequeña linterna, la cámara de fotos, los prismáticos de visión nocturna y una escopeta de balines que el chico a decidido añadir por su cuenta y riesgo "por si acaso", la niña no ha protestado.
CONTINUARÁ... 

lunes, 19 de diciembre de 2011

INOCENCIA Y AMISTAD PARTE 3

-¿Qué hacemos? pregunta la niña.
-No se ¿salimos pitando?
-¿Quien es el que tiene miedo ahora? seguro que ya no te parece tan mal lo de pirarnos por el monte.
El chico se gira ligeramente y atisba a su espalda.
-No se ve nada, por no ver no me veo ni los pies.
-Pues nos quedamos a ver que pasa, dice la niña.
-De todos modos no creo que se queden mucho rato, siendo tantos habrán venido en varios vehículos y cuanto antes se vayan más posibilidades de pasar desapercibidos.
-Ya,ya...
-¿Tienes alguna idea mejor enana?
Ese adjetivo sí duele.
-Me hiría tan tranquila por el monte pero no quiero dejarte aquí solo, muerto de miedo.
A punto de enzarzarse en una discusión les llega lo que parece ser el llanto de un bebé.
La niña se agarra fuerte del brazo del chico, les resulta imposible ver con detalle lo que pasa en el claro.
Se han colocado formando tres círculos con el encapuchado en el centro y no parece haber separación entre ellos por la que pueda colarse ni una rata.
Hasta los adolescentes llega lo que podría describirse como los rezos de las beatas en la iglesia, el bebé sigue llorando, lo hace sin fuerzas, parece que le han puesto algo rodeándolo para amortiguar el sonido.
Los rezos continúan durante tanto rato que los chicos llegan a relajarse e incluso a aburrirse, el sonido para en seco y se produce un silencio tan terrible que les entra pánico al pensar que allá abajo les puedan oír respirar.
Hay movimiento, el grupo parece separarse ligeramente, los cuerpos se mueven, una sombra avanza entre ellos, vuelven a unirse, la sombra desaparece en el muro de cuerpos y permanecen así lo que parece una eternidad durante la cual les llega un sonido muy bajo que no consiguen descifrar, sin aviso previo dos personas se separan del grupo y desandan el camino, a intervalos de entre cinco y siete minutos el grupo se va desgajando por parejas hasta que ya no queda nadie, todo el ritual se realiza sin una sola palabra, al menos es lo que parece desde su observatorio.
Con la salida de las dos últimas personas se oye chirriar de nuevo la reja.
Los niños se miran estupefactos.
-¿Eso es todo, que ha pasado? pregunta el chico.
-¿A mi me lo preguntas, bajamos por si se han dejado algo?
-Desde aquí no se ve nada, pero pueden volver, aunque para cuando lleguemos a la caseta del agua ellos ya estarán lejos.
Lo dice señalando el estremo del cementerio donde está la caseta, mira a la niña y no está.
-Estoy aquí abajo.
Lo dice susurrando, pero su propia voz la sobresalta, el chico casi se cae del techo del nicho.
¿Cómo diablos has bajado?
-Colgándome y saltando.
-Pues si no te importa yo daré la vuelta, lo dice realmente fastidiado.
La niña es demasiado joven para saber que a la mayoría de los hombres no les gusta que una mujer los supere tan abiertamente en una habilidad física.
Se reunen en el claro, no encuentran nada, pronto amanecerá, saltan la reja y vuelven a sus casas, acuerdan escaparse durante la mañana para revisarlo todo a la luz del día e intentar sacar una conclusión lógica de lo vivido.
La niña se duerme en cuanto se deja caer en el colchón, el chico no tiene tanta suerte, algo le ronda en la cabeza.
CONTINUARÁ...

sábado, 17 de diciembre de 2011

INOCENCIA Y AMISTAD PARTE 2

-¿Escondernos?, esto es un cementerio no querrás que nos introduzcamos en un nicho.
- Si no queda otro remedio.
-Y sí nos tapian.
-¿Como van a tapiarnos? son brujas no albañiles.
-Es igual, yo no pienso meterme hay dentro.
-Si prefieres, prueba en un hoyo.
-A ver si te crees que aquí dejamos los hoyos abiertos antes siquiera de que haya un muerto.
-Pues si que eres redicha tu, dime entonces donde.
-Conozco este cementerio como la palma de mi mano y el único sitio seguro para ver sin ser vistos y poder escaparnos si es necesario, es en lo alto de los nichos que dan al monte.
-¿Estas loca? quieres que nos perdamos en el bosque de noche.
-¡No!, ¿como se te ocurre? pero si nos descubren tendremos que salir por algún sitio.
-A ver si escapando de unos locos se nos comen los lobos o acaba con nosotros un jabalí.
-Si pretendías asustarme ya lo has conseguido.
-¿Que crees que haces tu con tus ideas niña?.
La niña se remueve nerviosa. Por cambiar de tema pregunta.
-¿Crees de verdad que son brujas y brujos que vienen a hacer sacrificios de animales para conseguir todo lo que desean?.
-Eso es lo que venimos a averiguar.
-Demos una vuelta y veamos si hay un escondite mejor.
-Te digo que no.
-Pero que pasa contigo ¿es que este es tu segundo hogar?.
-Vivo al lado y jugaba aquí de pequeña.
-Extraño sitio para jugar, pero siendo tu no se de que me sorprendo.
La niña ofuscada se sienta en una piedra y espera a que el chico recorra el cementerio que por otro lado no es demasiado grande.
-¿Qué, ya te convenciste de que tengo razón?.
-Vale, vale, ¿como subimos?, ¡lista!.
-A la entrada hay una pequeña caseta que esconde el motor del deposito del agua, apenas tiene un metro de altura, nos subimos y desde ella nos encaramamos al primer nicho que esta pegado a ella, de hay vamos saltando de unos a otros hasta llegar a los del fondo, los que están bordeados en la parte de atrás por la arboleda, nos bajamos por las ramas de uno de esos troncos y ya estamos en el bosque, eso en caso de que no tuviésemos otro remedio.
El chico la mira divertido.
-Se nota que estas acostumbrada a hacerlo, después no quieres que te llame Tití.
-¡Dejame en paz!!
-Chist, calla... ¿oyes?.
Se quedan unos minutos quietos y en silencio.
-Me pareció oír el ruido de motores...
Se miran y sin añadir palabra se precipitan a refugiarse en su escondite, al llegar, acurrucados el uno al lado del otro comprueban como tienen una visión total del cementerio.
A pesar de ser una noche especialmente fría la niña y el chico sienten calor, un calor provocado por el miedo a lo desconocido.
Se oye el ruido de una cadena al descolgarse y la reja chirría ligeramente al abrirse, los muchachos aguantan la respiración de una manera mecánica al ver aparecer a un grupo de personas por el pasillo central del cementerio.
-Me quiero ir a mi casa.
-Yo también.
El séquito es demasiado numeroso para lo que ellos habían imaginado, claro que el chico esperaba encontrarse con un pequeño grupo de jóvenes haciendo el tonto practicando el juego de la botella, emborrachándose y tal vez fumando porros.
La niña es harina de otro costal, en cuanto le habló de posible brujería ella se apunto sin dudarlo, esta chiquilla de trenzas largas y dientes separados que quiere hacerse pasar por una mujercita lee demasiados libros y para su gusto nada apropiados para su edad.
La observa de reojo desde sus dieciséis, se está frotando la nariz, siempre lo hace cuando esta nerviosa, le recuerda a Viki el Vikingo.
El movimiento del grupo de allí abajo vuelve a llamar toda su atención, nota como la niña se tensa a su lado.
El grupo parece estar encabezado por un encapuchado, son unos veinte o treinta se dirigen a un claro en el centro del cementerio.
CONTINUARA...

INOCENCIA Y AMISTAD PARTE 1

Son las doce de la noche y en la casa no se oyen ruidos.
La niña se levanta de la cama y en silencio coloca una almohada donde debería estar su cuerpo, la arropa con mucho cuidado, para dormir se tapa la cabeza con la colcha cada noche, eso hará que si asoman la cabeza no se den cuenta del engaño, ¿quien la creería capaz de salir a ella sola a la oscuridad?. Se estremece al pensar en la posibilidad de que su padre descubra sus escapadas, la paliza sería terrible...
Aun así no piensa ni un segundo en quedarse en la cama, ha dejado la persiana levantada para no hacer ruido al salir por la ventana.
En cuanto pone los pies en el suelo se siente libre. Si, a eso huele la noche a libertad, sube a la barandilla que bordea la terraza, se coloca por la parte de fuera y la bordea hasta la esquina, mira hacia el camino y allí en medio está su nuevo amigo haciéndole señales con las manos, no alcanza a ver su cara, dirige su mirada al siguiente objetivo, es una columna que esta a un metro de distancia, podría bajar descolgándose pero siente esa ansiedad que siempre la empuja a precipitarse y salta aterrizando en ese pequeño cuadradito del tamaño de una baldosa, hasta el suelo hay algo más de altura pero esta acostumbrada a saltar, le encanta, a diario practica todo tipo de piruetas arriesgadas y trepa a los lugares más inverosímiles, muchos años después se asombrará al saber que eso es un deporte con nombre propio.
Se levanta y su  amigo se planta a su lado alargandole una galleta de chocolate, ambos sonríen felices, se dirigen hacia el cementerio comiéndose el dulce.
Llegan al final de las escaleras que los deja al pie de la gran reja que impide que la gente entre de noche (o que se salgan los muertos), piensa mientras la recorre un escalofrío de miedo, se gira para decirle a su amigo que tal vez su aventura no sea tan buena idea y que están a tiempo de volver a sus casas.
Parece que el le ha leído el pensamiento, está parado mirándola fijamente con cara de enfurruñado los brazos en jarra y los puños apoyados en las caderas.
-No iras a rajarte ahora.
-Bueno...
-¿Tienes miedo?.
-¿Tu no?.
-Pues claro que no, solo los niños pequeños tienen miedo, eres una niñata?
Ella se siente muy muy pequeñita, pero por nada del mundo va a reconocerlo ante su ídolo.
-Oye no te pases, ya tengo trece años!!.
-Si, eres toda una mujer, dice el con sorna.
La niña le quitaría esa sonrisa sardónica de un puñetazo si no fuera tan bajita al lado de ese rubio larguirucho, no entiende por que le gusta tanto, es de un blanco que si se escapan una tarde entera de otoño al sol su piel parece la de un cangrejo, luego están sus pecas, la niña en su vida ha visto tantas juntas en un solo cuerpo (si parece que tiene el sarampión) su pelo es rubio y tan rizado que cuando se empeña en hacerse la raya ella se acuerda de los payasos de la tele, la única forma de domarlo es cortárselo al uno, tiene una nariz grande y con forma de gancho y sus ojos son de color miel pero tan claros que le recuerdan los de un lagarto.
Aun así, si el niño la roza su corazón se acelera y siente una sensación en la boca del estomago que no había sentido anteriormente, cuando el se ofrece a llevarle la cartera ella le contesta orgullosa, un no gracias yo puedo, sintiéndose tan libiana que podría llegar levitando hasta su casa y las pocas horas del día que pasan separados el ocupa todos sus pensamientos.
Un murciélago sale volando del campanario de la iglesia y pasa a poca distancia de sus cabezas, la niña lanza un pequeño grito, el chico se agacha  al tiempo que la abraza para protegerla, a ella se le pasa el enfado de golpe y curiosamente también se ha desvanecido el miedo, la verdad es que está feliz ¡ojalá esa noche durase para siempre!.
-Habrá que escalar la reja y saltar al otro lado.
-Sin problemas.
-En un par de minutos esta al otro lado.
-Al chico le cuesta, sobre todo por el acabado en forma de lanza de la reja.
-Impulsate con las manos, vamos.
-Eres muy ágil, monito tití.
La niña odia que la llame así, por su culpa todo el pueblo la llama Tití, pero ve admiración en los ojos de el, ese le parece el mejor cumplido y se crece orgullosa.
-Todavía no han llegado ¿donde nos escondemos?.
Seguirá...

jueves, 15 de diciembre de 2011

Ficción/ Sin trampa ni cartón.

Llega la mañana y aunque te has quedado dormida al alba sonríes antes de abrir los ojos y te dejas estar un ratito así, recogida en los brazos de tu amante, cuerpo caliente a tu lado.
Te giras y ahí está mirándote con ojos brillantes llenos de ilusión, sientes que tu corazón se alborota mientras cuerpo y mente se regodean en una energía fruto de las maravillosas endorfinas y la adrenalina.
La conexión de la mirada lleva a la comunión de los cuerpos y hacéis el amor de una forma suave y lenta saboreando cada momento, tu enamorado se levanta para prepararte el desayuno como cada domingo de los dos últimos meses y te das una ducha mientras escuchas tu canción preferida.
Desayuno en la cama y ese hombre maravilloso que te acompaña se levanta a dejar la bandeja, es ver su cuerpo desnudo y surgir el deseo de poseerlo y ser poseída de una forma brutal. Te pones de pie en la cama y saltas literalmente a su regazo como una gata en celo.
Él, que ha aprendido a conocerte sabe que esta vez no te bastarán las caricias y los ritmos acompasados y no pierde el tiempo.
Deja salir su instinto animal y actúa como una gran bestia libre, acabáis los dos sudorosos y agotados, nueva ducha y paseo por la playa para abrir el apetito...
Es de noche, estáis aparcados cerca de tu edificio.
-Hasta el sábado que viene.
-No.
-¿No, que significa no?!.
-Significa que se ha acabado, que eres uno de los hombres más atractivos que conozco, cariñoso, detallista y delicioso amante, pero no siento nada especial por ti y quiero dejarlo aquí.
-Estas loca!! no hablas en serio.
-Hablo muy en serio y espero que me entiendas cuando te digo que no quiero malos rollos, lo nuestro a sido demasiado bonito para eso.
-Te bajas del coche y desapareces rápidamente, te esperan un par de días o como mucho de semanas de llamadas a las que no vas a responder y luego la calma.
Te comes un helado mirando por la ventana y pensando porqué a los hombres les cuesta tanto entender,
cuando dices que solo quieres de ellos lo mejor eres sincera.
Lo importante para ti es la aventura de conocer a alguien nuevo, el juego de la conquista y los dos primeros meses donde todo es pasión, cariño, dulzura, detalles, momentos de complicidad y no hay lugar para los engaños, los reproches, las humillaciones o la traición.
Levantas el teléfono y marcas.
-Hola, ¿te acuerdas de mi?, perdona que haya tardado tanto en contestarte,es que he estado ocupada...
-¿El sábado? perfecto ¿pasas a recogerme?.
Una nueva historia empieza :)

sábado, 3 de diciembre de 2011

FICCIÓN / Son las compañias...

Soy muy de compañías, malas compañías quiero decir. Aunque al ir tierra avante rodeada de "sociopatas" suelo resultar buena persona.
Es con las llamadas buenas compañías con las que me desmeleno.
Me encuentro con la luna llena cara a cara, un alma cándida como socio-a y es que oye, me siento tan relajada, cuidada y protegida, que si acabamos a las cuatro de la mañana en un barco de pesca bebiendo albariño y cantando a voz en grito no pasa nada.
Tengo a mi dulce ángel custodio que me desembarca a tiempo y me deja a salvo, lejos de los brazos de algún aguerrido marinero (para mi tristeza) y así me despierto al día siguiente en mi cama "sola" y no en alta mar recogiendo las redes de pesca.
Dios bendiga a las almas cándidas, a la luna llena y al albariño.
Ah! y a los marineros fortachones :)