domingo, 29 de enero de 2012

DIECISEIS

Tres de la mañana.
Hoy he cumplido dieciséis.
Llevo todo el día de celebración, mi pareja me trajo un riquisimo desayuno a la cama, nos bebimos  el zumo y el resto lo tomamos frío una hora después.
Nos ponemos el chandal y bajamos a la playa para jugar a las palas, como siempre acabamos revolcados por el suelo y con arena hasta en el carné de identidad.
Devuelta a casa nos vamos al balcón (nuestro sitio preferido) sentados en el alféizar de la ventana tomamos té y café respectivamente mientras contemplamos el paisaje más maravilloso que pueda existir, el mar.
Ducha juntos y nuevo revolcón, nos estamos vistiendo y comienzan a llegar nuestros amigos.
Es la una, la casa rebosa vida, en la cocina alguien se ha puesto a pelar patatas, fuera Santi prepara las brasas para las sardinas, Jorge es más de abrir botellas de vino y a eso se dedica, "su meta de hoy es tenernos a todos borrachos antes de comer".
Maite se acerca me abraza y me entrega un paquete, he pedido que me regalen un libro de su autor favorito, ampliar mi cultura literaria de esa manera será divertido.
Nos sentamos a la mesa a las cuatro de la tarde, comemos en el jardín y como no llegan los sitios cada uno se sienta por donde puede.
Diré que mi pareja es quince años mayor que yo, con esa diversidad de edades también entre los invitados las conversaciones son muy variadas, tanto que no se a quien escuchar y sigo varias a la vez. Me encanta hablar, pero cuando tengo una oportunidad como esta prefiero callarme e ir absorbiendo lo que dicen unos y otros.
Llegan las tartas, las ha hecho Sonia (además me ha regalado un libro de cocina) le vendrá muy bien a Naín, le encanta cocinar.
Como tengo tres tartas decido pedir tres deseos.
Pasamos la tarde entre risas chistes historias y juegos.
Algunos invitados se despiden, otros también lo hacen pero solo hasta esta noche, nos vemos en Canelas.
Un grupo de los mas jovencitos decide bajar a darse un baño a la playa, otros se quedan a jugar al poker, o a charlar y escuchar música.
Naín me lleva a un aparte y me da su regalo, no es un libro.
-Yo te voy a enseñar más que cualquier libro.
Dice mientras abro el paquete que contiene dos navajas.
Como siempre está diciendo que para algunos aspectos de la vida todavía tengo que hacerme mujer me río sorprendida y le pregunto si tiene pensado mandarme a un campo de supervivencia allá en el Kurdistán para acelerar el proceso.
Su risa es triste, acabo de tocarle una fibra sensible.
Rápidamente cambio de tema y le pregunto a cual de los invitados tengo que cargarme.
-Mira que eres macabra! las navajas tienen un significado.
-¿Cual?.
-Mi niña impaciente que todo lo quiere para ayer.
-Tendrás que esperar a hacerte mayor para entender y apreciar mi regalo, para entonces ya no estaremos juntos y cuando vayas cumpliendo años le irás dando un valor distinto al igual que a nuestro amor.
Me molesta la referencia de que lo nuestro se puede acabar y se lo suelto.
-Nunca habías dicho nada parecido antes, a mi no se me pasa por la cabeza tal posibilidad, si desde que estoy contigo todos los días de mi vida son felices y perfectos.
-También soy feliz, probablemente como no lo vuelva a ser en la vida... pero soy mayor que tú y tengo una perspectiva diferente de las cosas.
-¿Ya no me quieres?
-Te quiero tanto que me dueles.
-Cuando hablas así no me gusta...
-Te reclaman tus amigas, tenemos toda la vida para hablar.
-¡Eso si me gusta, te quiero!
Seguimos de fiesta el resto del día y se van acumulando libros mientras sus dueños van y vienen por nuestra casa.
Nos da la hora de la cena y la diversión sigue.
Santi que fue el primero en llegar, es el ultimo en dejarme abrir su regalo.
Una revista de interviù y una subcripción de un año.
-Esta es mi lectura preferida espero que la disfrutes, dice entre risas y miradas complices con mi pareja.
Quiero mucho a mis amigos, no entendería la vida sin ellos.
A la una nos dirigimos todos a Canelas, me encanta bailar. Llegar de una punta a otra de la discoteca me lleva una eternidad, saludo a medio mundo. Nain dice que tengo una facilidad innata para meterme a la gente en el bolsillo, que ojalá no la pierda con los años, él piensa mucho en el futuro.
A mi solo me importa levantarme y acostarme rodeada y protegida por sus brazos.
Salgo del baño y me espera Lourdes
-Nos vamos.
-¿por qué? si me lo estoy pasando muy bien!.
Se apuntan otros amigos, me sueltan algo de una sorpresa y me vendan los ojos, ¿¡otra!? no me lo puedo creer.
Me llevan entre la gente, noto fresco y la música deja de oírse, entro en un coche haciendome un buen chichón.
Vamos apretados como sardinas, circulamos un rato, el coche se para y me ayudan a bajar.
-¿Puedo quitarme ya la venda?
Cuchicheos y risas a mi alrededor.
Me hacen andar unos minutos y por fin me quitan la venda, estamos en la capilla de la lanzada.
Automáticamente se que esto ha sido idea de Nain, para nosotros este es un lugar muy especial...
A cuidado hasta el ultimo detalle, la mesa de piedra tiene puesto un mantel de ul y hay piedras por todas partes para que no salga volando con el viento, también hay dos quinqués, me gusta ver oscilar su llama, de todas formas la luna llena lo ilumina todo.
La mesa esta llena de bocadillos.
-El tuyo es de calamares a la romana - (mi preferido).
Lucia que años más tarde acabará siendo la madrina de mi hija y mucho después confesándome que se moría por tirarse a mi marido pero que no lo hizo por respeto hacia mi, inaugura la sesión de contadores de historias de terror, algún cachondeo y muy poco miedo.
Traen un brazo de gitano, vuelta a soplar velas y vuelta a pedir un deseo.
Acto seguido sacan de algún sitio una tabla guija, eso me produce cierto desasosiego, nos quedamos unos pocos alrededor de la mesa, los demás no quieren saber nada, unos por escepticismo y otros por purito miedo que no dejamos de estar en un lugar muy especial donde se mezcla lo pagano con lo cristiano.
Del resultado no hemos hablado nunca, solo decir que jamás he vuelto a tocar una tabla de esas.
Despedida de todos y regreso en coche a casa.
Ya en la cama hacemos el amor, me pierdo en esos ojos que de tan oscuros parecen de un negro perfecto y doy gracias por un cumpleaños maravilloso.

domingo, 22 de enero de 2012

DENTRO DE UN RATO TE VOY A ENTRAR

La primera vez estaba con mi mejor amiga en un bar de ambiente tomándome una copa, se acercó y en unos minutos me había presentado a medio bar, salimos de allí por separado, unas horas después me pareció verlo en la calle comiéndole la boca a otro chico.
Nos cruzamos otras noches, el con su locura, yo con la mía, viviendo en mundos paralelos a través de los cuales nos veíamos como en una extraña bruma, muy cerca, pero tan lejos que no podíamos oírnos y no estábamos seguros de que no nos estuviésemos soñando.
La siguiente vez que nos vimos me anunció muy solemne que "me iba a entrar", esa noche descubrí que tenía unos bonitos ojos azules y un alma muy vieja.
No pasó nada digno de reseñar, no nos contamos nada de nuestras vidas, no nos besamos, no intercambiamos teléfonos, tan sólo nos conocimos, tomamos conciencia el uno del otro.
Casi dos años después nos encontramos una tarde en la que yo no tenía mucha prisa y el quería parar el tiempo, me acompañó a la parada del autobús y allí, bajo las miradas curiosas de mis compañeras de viaje surgió la relación de dos extraños que se reconocen las heridas y deciden sobrevolar sus cicatrizes apenas rozándolas como el viento caliente de un mediodía otoñal.
Tampoco en esta ocasión dimos pasos para volver a vernos.
El azar se encargó de ello dos fines de semana después.
Estoy en un garito rodeada de gente y el viene hacia mí con su aire entre cínico y socarrón que siempre le acompaña, me roza la mano y apenas sin pararse me susurra al oído, "tal vez después me apetezca invitarte a una copa".
Tres bares calle abajo un camarero depositaba una copa que "un amigo me había pagado", ni rastro de él.
Un mes sin noticias y me lo vuelvo a encontrar, esta vez decido tomar las riendas de la situación, ilusa de mí.
Entro en una librería, necesito un blog de notas y un bolígrafo, asisto a una conferencia en una hora y se me han olvidado en casa.
Lo veo al fondo del negocio y decido acercarme.
-Con una vida tan agitada como la tuya ¿te queda tiempo para leer?.
Se vuelve sin el menor atisbo de sorpresa.
-Te sorprendería ver las horas que le dedico a la lectura, si fueses lo suficientemente interesante te las dedicaría a ti.
No se si enfadarme o reír, opto por lo segundo
- Jajaja!!! lo eres tú para que yo te de la oportunidad de descubrirlo?.
-¿Lo dudas?.
Y me da la espalda para seguir a lo suyo, si me hubiesen abofeteado no me hubiese sentado peor, pago lo que he venido a comprar y salgo apresurada de la librería.
Camino deprisa estoy ofuscada, nerviosa, que idiota he sido, por qué  he tenido que ir a saludarlo, me siento en una cafetería para hacer tiempo y cuando me tranquilizo me dirijo a la conferencia entro y me concentro en el trabajo las dos horas siguientes. 
Al salir me paro a charlar con viejos conocidos, para entonces el incidente de la librería me parece una tontería, me dirijo a coger un taxi cuando alguien se coloca a mi lado y me coge del brazo.
-Creí que no te quedarías sola nunca, me dejaste solo en la tienda ¿en que estabas pensando?.
-¿En lo borde que eres?.
-¿Borde yo? pero si soy un encanto.
-Si, seguro.
-Soy inteligente, alto, guapo y muy divertido, mañana lo descubrirás cuando te lleve a cenar.
No lo contesté, me dirigí al taxi y me introduje en el, acababa de cerrar la puerta cuando la abrió de nuevo, colocó una bolsa en mi regazo y con una carita realmente dulce dijo las palabras que cambiaron mi vida.
-Esto te lo dejaste en la librería, mi regalo.
Cerró la puerta y dejó que el taxi se fuese, no me dió tiempo de reaccionar, algo que ya venía siendo normal en su presencia, abrí la bolsa y había un libro de economía, pensé que definitivamente era el hombre más extraño que había conocido, lo que me impresionó fue que dentro había una carta, no diré lo que ponía solo que hubo muchas citas a partir de ese día.

martes, 17 de enero de 2012

DEL AMOR

Dos cuerpos entrelazados en una cama.
- Cena, copas, paseo romántico, y sexo.
El cierra los ojos.
- Si me muriera ahora mismo sería un hombre feliz.
- ¿De veras, es la muerte que deseas?.
- Si.
- Tus deseos son ordenes para mí.
Entierra a su efímero amante en el jardín, admira el bello amanecer sentada en la terraza y estira su cuerpo perezosamente, se siente realizada después de una noche maravillosa y plena con la satisfacción del deber cumplido.