sábado, 4 de febrero de 2012

Adiós ... papá

Las tardes que sus padres se ausentaban de casa se iba a la leñera, cogía el hacha y se ponía a cortar maderos.
Al principio ni siquiera acertaba a darle a los leños, con el tiempo consiguió hacerlo mejor, y a lo largo de los meses se hizo una experta leñadora.
Mientras realizaba esta tarea autoimpuesta no dejaba de pensar en su padre, en la mirada mezcla de odio y desprecio que se encontraba cuando se atrevía a levantar la mirada del plato. La niña comía con el estómago encogido, los ojos acuosos que nunca derramaban una lágrima y un nudo en la garganta (sabía que su llanto aun formado por lágrimas silenciosas traería siempre consecuencias nefastas para ella).
Llegó un tiempo en el que hubiese preferido mil veces los golpes.
La mirada de su padre se tornó diferente, ella la confundió con cariño, pronto se dio cuenta de su error .
La primera vez que la abrazó se sintió feliz durante unos segundos; pero incluso antes de que el traspasase las barreras de lo moral o correcto bajando sus manos de una manera lasciva hacia el lugar en que la espalda cambia de nombre y dejándolas ahí demasiado tiempo, notó la tensión del hombre y se sintió como una presa.
A partir de ahí  empezó el juego del ratón y el gato.
Se hizo una experta.
Intentaba pasar el mínimo tiempo posible cerca de él.
Durante el día procuraba mantenerse fuera de la casa.
No se iba a la cama hasta que no lo hacía su abuela, puesto que compartía habitación con ella, si tenía que cambiarse sola cerraba la puerta con llave, y cambió las faldas y vestidos por pantalones.
Como consecuencia, su padre decidió que ya era demasiado mayor para compartir habitación, que las puertas de la casa no deberían tener llave para que nadie se quedase encerrado, sobre todo en la ducha
-(imagínate que te resbalas en la bañera) y que su hija no se iba a vestir como un marimacho.
En contrapartida dejó de ducharse, comenzó a quedarse haciendo el remolón con los niños del pueblo, se volvió arisca y rebelde.
Fueron pasando los meses y algún que otro año; un día estando sola en casa su padre la "invitó" a dormir la siesta con él, esperó muy quieta a oír sus ronquidos, se levantó, se vistió en absoluto silencio y se quedó observándolo durante unos segundos... en ese instante decidió matarlo, así se volvería a sentir limpia.
Como niña que era no se complicó con planes elaborados.
Le habían arrebatado una parte muy importante de su inocencia, pero seguía sin tener la malicia necesaria para pensar mas allá de librarse de ese monstruo que le deborába la vida día a día y la alejaba de su familia.
Hacía mucho tiempo que no era capaz de mirar a las personas que más quería a los ojos.
Así llegamos a aquella tarde en la que después de estar un buen rato siendo el juguete del "gran cerdo" se levantó como siempre, se vistió, se agachó debajo de la cama y sacó el hacha.
Mientras la alzaba por encima de su cabeza se despidió... adiós papa.
Dio el primer golpe, no sintió la sensación de la carne desgarrándose hasta llegar al hueso, ni la del hueso fracturándose, ni siquiera la sangre caliente salpicándola e inundando la habitación del olor característico a hierro viejo, solo el sentimiento de alivio del que recupera su libertad.
Cuando decidió que era suficiente, dejó el hacha y se sentó en el suelo a esperar a su madre .

11 comentarios:

  1. Antes tendría que haberlo matado.
    El primer día.

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  2. Desgarrador relato que demuestra como tantas veces ocurre las miserias humanas, no se puede llamar padre a un ser así, esa es una fiera como tantas y tantas veces, muchas ocultas ocurren en la vida.

    La niña tuvo que pagar un precio demasiado alto por su liberación.

    Un abrazo,

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  3. Hola Saudades, por desgracia siempre se paga un precio por elegir la libertad.
    Escribo este tipo de relatos porque me sale de las entrañas, creo que el maltrato está mucho más estendido de lo que las personas piensan y que nuestra sociedad según que cosas las asocia a paises pobres, de otras culturas o a las capas más desamparadas de la nuestra, yo al contrario pienso que nada mas lejos.
    Este tipo de maltrato surge en cualquier parte donde haya un monstruo (me niego a llamarles enfermos) y precisamente en ciertos grupos de nuestra sociedad digamos cultos y pudientes es donde pasan facilmente desapercibidos.
    ¿Cuantas veces hemos oido, nunca me lo imaginaría de fulanito, con la educación que tiene, o... a la familia que pertenece etc.?

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  4. Tienes mucha razón Alondra, en nuestra civilización, tan avanzada para muchas cosas, ocurren estas aberraciones como tantas otras, somos el ser mas inhumano de la creación, seres sin valores, seres que destruimos nuestro habitat, seres que somos capaces de exterminar a una raza o a los miembros de una creencia religiosa, seres que alimentamos a monstruos para que masacren a su pueblo, seres que abusan de lo más tierno de nosotros, la juventud.

    Muy oportuno tu artículo, aunque los monstruos seguirán campando en nuestro mundo, y miraremos para otro lado.

    Un abrazo,

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  5. No puedo con estos temas, cuando se trata de niños me pongo malísima. Me alucina que hoy en dia sigan pasando estas cosas y que par ser libres tengamos que pagar un precio. No es justo, si ya se que hay pocas cosas justas enesta vida pero con los niños… deberían ser sagrados. Admiro a esa cria, ha sido muy valiente y ha sabido defenderse en cuanto ha podido, pero después de esto… no volver a ser la misma.
    Me gusta como protestas, se te da increíblemente bien. Tus relatos son una pasada. Un bessito

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  6. Gracias MEN, solo es un relato pero escribe que algo queda, tenemos que dejar de pensar que porque el vecino del chalet de enfrente es medico los hematomas que tan frecuentemente presenta su mujer no pueden ser golpes, o que la amiga de nuestra hija, nerviosa y asustadiza que se despierta con pesadillas y se encoge cuando se nombra a su padre no puede estar siendo victima de abusos,no es acusar, es estar atentos, ver las señales, no cerrar los ojos ante la envidencía y sobre todo no dar la espalda.

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  7. HOLA QUERIDA ALONDRA
    ES FUERTE TU RELATO Y VALIENTE AL CONTARLO.
    ES QUE OCURREN ESTAS COSAS ABERRANTES HOY EN DÍA. UNO SE SIENTE IMPOTENTE, NO LO PUEDE CREER, ES SÓLO DE PERSONAS ENFERMAS ACTUAR DE ESE MODO CON NIÑOS...
    ELLOS SON INTOCABLES EN TODO SENTIDO.

    VALIENTE LA NIÑA DEL RELATO, ES QUE EL DESEO DE ACABAR CON LA TORTURA PUEDE MAS...

    BESITOS
    TE FELICITO POR TU EXCELENTE TRAMA.

    CARIÑOS

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  8. Hola LUJÁN,a medida que pasa el tiempo y os leo a vosotra/os me doy cuenta de lo verde que estoy, me he propuesto intentar leer un libro al mes como minimo para corregir mi ecritura y me he comprado un diccionario de ortografia para corregir las faltas.
    Tambien tengo que leer en gallego porque intentando escribir algo en el face de mis negocios en mi idiona me he dado cuenta de que me he convertido en una autentica analfabeta y es una verguenza no saber escribir ni espresarse en el idioma "en el que te han parido".
    A sí que seguiré tirando de historias ya publicadas y aprovecharé ese tiempo para leer.
    Un biquiño.

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  9. Hola Alondra:

    Qué dura y trágica historia, que no es nada lejana a la realidad de muchos infantes, cuyos salvajes progenitores o despiadados familiares le arrebatan ruinmente su inocencia.

    De verdad que para aquellos depravados cualquier castigo les queda muy corto, porque nada ni nadie le devolverá a aquellos niños algo tan valioso.

    Realmente, es de comprender la reacción de aquella niña.

    Abrazos alados!

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  10. Gracias Diana, ojalá algún día este mundo cambiase en estas y tantas cosas, mientras todos debemos poner nuestro granito de arena.
    Un bico.

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