domingo, 18 de marzo de 2012

2- LA VIDA SE EMPEÑA EN DARTE LECCIONES- ESPERANZA

Bajé del autobús con la patética esperanza de que todo fuese un malentendido fruto del largo trayecto, el cansancio y los nervios. Recogimos el equipaje y salimos de la estación.
- Quédate aquí.
Mientras, se dirigía hacia un señor vestido con un traje sencillo, era alto medio calvo y con bigote, tenía cara de buena persona y quedaba claro por el abrazo que se dieron los dos que nos estaba esperando, cruzé los dedos deseando que fuese el sacerdote.
Se acercó y se dirigió a mí en alemán, yo me limitaba a mirarle con cara de idiota sobrepasada por las circunstancias, mi marido le dijo algo y me observó con estrañeza (gracias a Dios casi todos los gestos faciales son universales), antes de que pudiese reaccionar metieron las maletas en un coche arrancamos y al rato estábamos cenando en un restaurante chino.
Mientras ellos mantenían una charla demasiado tensa para mi gusto (descubrí desde ya, que no entender lo que te dicen los demás agudiza todos tus sentidos y te hace notar cosas que de otra manera pasarían desapercibidas).
Bueno a lo que voy, aproveché para poner en orden mis ideas, el amigo de Nain definitivamente parecía ser  sacerdote, si era así tal vez las situación no fuera tan mala como yo me la había imaginado, y eso significaba que parte de la historia que me había contado era verdad. ¡Gracias a Dios! existiendo el sacerdote lo normal era que también hubiese piso y trabajo ayudando a las profesoras  en la guardería que él llevaba y lo mas importante, clases de Alemán, además la zona sería mayoritariamente de católicos, ventaja para mí .
Vuelta a coger el coche, salida de la ciudad hacia lo que parecía ser un pueblo al estilo de los que se ven en las películas americanas navideñas, o eso me pareció, ya lo comprobaría de día. Ahora lo único que necesitaba era una ducha y una cama .
Finalmente llegamos a un conjunto de edificios formado por una iglesia, una casa que imaginé la del sacerdote, por cierto, se llama Helmut, otro edificio en forma de ele que parecía ser la guardería y un poco más lejos reconocí un colegio, todo ello rodeado de un gran parque dividido por zonas en jardín de infancia, parque infantil, campo de fútbol, tirolina (que entonces no tenía ni la menor idea de lo que era) etc.
Mi primera impresión no podía ser mejor, ya veríamos que pasaba por la mañana...
El sacerdote nos condujo a nuestras maletas y a nosotros al edificio que había reconocido como colegio. Pensé que tal vez tendrían alguna habitación con baño para posibles invitados.
Entramos en el edificio que por dentro parecía ser como cualquier colegio de los que hay a lo largo de la costa gallega construidos en los setenta-ochenta. Subimos al segundo piso y me vi en una aula con un montón de instrumentos musicales, no entendía nada, si era la una de la mañana por dios, para musiquita estaba yo, hecho otra visual y al fondo del aula vislumbro lo que parece ser una cama, no me lo puedo creer... me acerco y ahí están, un montón de bancos juntos con un colchón de noventa encima, y este cubierto con un par de mantas viejas. Otro vistazo. Los ventanales son enormes como casi todos en Alemania y solo tienen cortinas no persianas. Me acerco a una de ellas y viendo el parque fuera pienso en mi hija que hoy cumple dos años. Cuanto la quiero y cuanto la hecho de menos... Estoy triste, pero no me quiero rendir, soy fuerte y tengo que mantener la esperanza.
TODO VA A SALIR BIEN, fue lo ultimo que pensé antes de quedarme dormida muy abrazada a mi marido, aunque por una vez no por amor, si no por miedo a lo que me deparaba el futuro.
CONTINUARA...

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