miércoles, 11 de abril de 2012

FICCIÓN/5 LA VIDA SE EMPEÑA EN DARTE LECCIONES- Desilusión...

La tarde había sido entretenida y en otras circunstancias lo habría disfrutado mucho, pero me sentía abandonada por la persona que compartía mis días desde que era apenas una niña y culpable por no haberme traído a mi hija.
Caminaba pensando en ella, en que me estaba perdiendo momentos de su pequeña vida que no podría recuperar, en como le estaría afectando no tenerme a su lado y en como lo viviría ella cuando la arrancase de nuestra tierra para traerla a un país extraño al que tendría que adaptarse...
Tal vez me equivocaba, pero en España no tenía trabajo ni posibilidades (al menos de momento) de ofrecerle un futuro en condiciones y yo quería que tuviese todo lo que se merecía.
Una moto de gran cilindrada pasó a mi lado y me devolvió al mundo real, había caminado tanto que estaba en las afueras del pueblo, giré la cabeza a la izquierda y mi corazón latió deprisa, estaba viendo un pequeño restaurante de nombre español con unas precioso jardín, mesas de madera  aquí y allá y un miniestanque; mi primer impulso fue el de entrar pedir un agua fresquita y entablar conversación, pero no lo hice, la angustia comenzaba a instalarse de nuevo en mi vida de una forma tan sutil que apenas me daba cuenta, me dije a mi misma que no entraba porque apenas me quedaba dinero, pero lo que en realidad me preocupaba era que a mi marido le pareciese mal, precisamente había salido a pasear porque no estaba tranquila con algo que estaba pasando cada tarde de la ultima semana, resulta que en "mi habitación" ensayaba un grupo, de ahí las guitarras, batería, etc. tocaban todos los días durante dos horas; la primera tarde que llegaron no sabía donde meterme, no tenía intimidad, ni tampoco el derecho de pedirla ya que tenía que estar agradecida de dormir bajo techo gratis y un trabajo remunerado.
Ellos fueron muy amables conmigo, eran cuatro chicos y dos chicas, tendrían más o menos mi edad entre veinte y veinticinco años, eran muy parlanchines y alegres, las chicas enseguida se me acercaron e intentaron entenderse conmigo por señas, entre eso y el alemán que había estado aprendiendo algo conseguimos, fue mucho más fácil cuando el chico que había hecho de interprete entre Helmuth y yo resultó ser uno de ellos, me quedé sentada en una esquina viéndolos ensayar, cuando llevaban una hora hicieron una parada para picar algo y otra vez se acercaron a mi ofreciéndome comida y bebida, una de las chicas comenzó a tararear una canción en español, la del grupo Abba "chiquitita" los ojos se me llenaron de lágrimas, definitivamente estaba muy sensible...
Inmediatamente me abrazaron y me hicieron bromas para que me riera y pensé que dentro de las circunstancias tenía mucha suerte; pasé el resto de la tarde más relajada, los días siguientes los esperé con ilusión; con el trato, la confianza fue en aumento y una tarde uno de los chicos me invitó a ir con ellos a la taberna del pueblo, el que hacía de interprete puso cara de alarma y le habló en Alemán, en medio de la perorata entendí la palabra musulmán, todos se me quedaron mirando y el ambiente se enrareció de repente, fue como si hubiese bajado la temperatura de la habitación unos grados, contesté que no y sonreí, no insistieron, desde ese momento se mostraron más retraídos conmigo.
Eso me hizo recordar la "promesa" de  mi marido de enseñarme a ser una verdadera mujer musulmana, traté de quitarle importancia pero la sensación de estar viviendo un momento irreal y efímero se quedó instalada en mi animo.
Se hacía tarde y volví a mi habitación, encima de un banco estaban las maletas de mi marido, de él no había ni rastro, me imaginé que estaría con Helmut, salí al patio del colegio para esperarlo y al rato vi como se acercaba, traía cara de pocos amigos y ni siquiera me besó, sus primeras palabras fueron para preguntarme por qué no estaba arriba, le conteste que había salido a dar  un paseo y que al menos podía darme un beso.
-Estas loca, estamos en la calle.
-¿Desde cuando ese ha sido un problema?. Llevo un mes sin saber nada de ti, al menos podrías ser un poco amable, otra ya estaría de vuelta en España.
Su expresión de enfado iba en aumento a medida que yo hablaba, me agarró con fuerza de un brazo y me obligó a entrar en el edificio, me volví y alzando la voz le pregunté que qué estaba haciendo, que qué se creía, el bofetón fue fuerte y seco, no lo había visto venir, me quedé helada; salí por la puerta otra vez a la calle, caminé hasta un columpio cercano y me senté en el, notaba como me ardía la cara, y el cuerpo me temblaba por la rabia de haber sido golpeada inmerecidamente; no sé el tiempo que pasé allí sentada, se hizo de noche y el frío pudo conmigo, decidí subir, mi marido no estaba, me quedé de pie en medio de la habitación sin saber que hacer, estaba bloqueada. Mi instinto y mi razocinio me decían que llamase a la puerta de Helmut contase lo ocurrido y pidiese ayuda, pero por otra parte el era su amigo, si lo negaba y contaba otra versión restándole importancia sería su palabra contra la mía, me miré en un pequeño espejo en busca de alguna marca, pero el golpe no había sido tan fuerte como para ello, además; si me creían que podía pasar, el trabajo lo tenía gracias a él y en mi casa no me recibirían precisamente con los brazos abiertos, no podía volver, hablaría con él.
Lo esperé despierta toda la noche, llegó de madrugada y en un estado lamentable, se tiró en la cama sin  quitarse los zapatos y se quedó dormido.
¿Por qué había tenido que cruzarse en mi camino, por qué diablos se fijó en mi con todas las mujeres que le iban detrás cuando me conoció y sobre todo por qué me había enamorado?.
Todavía era muy niña cuando lo conocí y había perdido la adolescencia viviendo como un adulto sin necesidad, no podía dar marcha atrás pues aunque todavía era muy joven tenía una niña a la que cuidar, por la mañana me fui a trabajar como siempre, a la salida mi marido me estaba esperando, se mostró relajado mientras me acercaba, me abrazó y me dio un beso en la mejilla, después me acarició el pelo diciendome cuanto me había echado de menos, unas profesoras que pasaban por nuestro lado se despidieron riéndose y comentando lo bonito de la escena, el les sonrió y dijo en español.- Mi amor, mi amor.
Subimos a la habitación mientras él no paraba de decirme lo guapa que estaba y lo mucho que me quería, me llevó hacía la cama comenzando un ritual de sobra conocido por mí, pensé en pararlo, pero después decidí que así estaría más dispuesto a entablar una conversación sobre lo que había pasado, trataría de razonar con el, eso no podía volver a pasar o lo dejaría, en el fondo me daba miedo que durante la confrontación volviese a mostrarse violento.
Sin saberlo estaba cayendo en una triste espiral de la que tardaría años en salir...
CONTINUARÁ...

12 comentarios:

  1. Alondra, la triste realidad de tantas historias que comienzan por dar una oportunidad a una causa que ya está perdida desde el primer instante. Esa espiral dibólica que tu mencionas se convierte en un laberinto con la salida tapiada.
    Excelente relato que pone en evidencia la situación que viven muchas mujeres atrapadas en una red compleja y peligrosa.
    Aguardamos la continuación.
    Abrazos

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    1. Demasiadas personas caen en esa trampa,pero en mi opinión hay un tipo de maltrato sutil y malevolo que todavía destroza más que este, pero eso es otra historia...
      Un bico y gracias por tu amable visita y comentario.

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  2. Pasaba a saludarte..
    te dejo un fuerte abrazo..

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  3. No me imagino una vida así de dura. Las personas que pasan por ello y saben salir son unas heroínas.En el caso de tu relato, le está costando, pero intuyo que lo conseguirá.Espero el desenlace con impaciencia.
    Un bico molt gros

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    1. Un bico molt gros para tí tambien amiga,dejemoslo en que son supervivientes de historias que las marcan, pero que las enriquecen, o al menos esa es mi forma de pensar "hasta en el mismo infierno puedes aprender algo que te sirva para tu vida futura".
      Un bico.

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  4. No lo entiendo preciosa, no hay ni uno de mis comentarios y he seguido tu ficción desde el principio, no se que pasa el comentario anterior tampoco ha salido vamos a ve este un, dos tres, probando

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  5. Mira este si ha salido
    Te decía que esta pobre mujer ha querido luchar por una causa muerta antes de nacer siquiera y que está atrapada
    Espero más y que blogger me deje dejarte los comentarios
    Un besote enorme

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    1. No te preocupes 40añera, este blogger hace lo que le da la gana, soy muy feliz escribiendo y sabiendo que estais ahí aunque no podais comentar, de alguna manera todos tenemos una conexión especial a traves de nuestros escritos y eso es lo importante.
      ¿Te imaginas que esos personajes pudiesen leer su propia historia pero con otros nombres y otros lugares?, por desgracia seguramente no verian su reflejo en las paginas leidas... el corazón es una fuerza poderosa, y las ansias de alcanzar la felicidad que parece tan sencilla en la vida de los demás,nos obliga a escalar montañas con el ferviente deseo que al alcanzar la cima encontremos el valle soñado. :)

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  6. Una triste y dura historia... y MUY bien narrada. A medida que iba leyendo imaginaba cada situación y no quisiera estar en sus zapatos. Me quedo esperando el próximo capítulo... Un beso grande!!!

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  7. Un beso para ti, me hace ilusión que te guste la forma de narrarlo porque me surgen muchas dudas a medida que escribo, tendré que ir probando formas de relatar para ver cual le pega mejor. Un bico.

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  8. Me he perdido algun capitulo a si que sigo.
    No me gusta nada la pinta que esta cogiendo este relato. No soporto el maltrato.
    Me gusta como lo cuentas. Sigo leyendo. Un bessito

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