Hace dos meses mi novio llegó a casa dispuesto a compartir su nuevo descubrimiento conmigo.
Me dispuse a escuchar, a ver con que me salía esta vez, normalmente viene con temas muy interesantes.
Él es periodista, a veces llega con entrevistas sobre temas de actualidad que por mi profesión me afectan directamente, otras, con novedades sobre literatura, ciencia, política etc., etc.
De vez en cuando se entusiasma con un personaje en concreto y de rebote acabo sabiéndome toda su vida profesional.
Si el tema no me interesa demasiado no lo sé disimular y me fastidia, porque se lo toma como algo personal, suele sentenciar, es que no te interesa nada de lo que te cuento.
Gran equivocación, creo que es un lujo poder trabajar en lo que te gusta y soy feliz viéndolo disfrutar de su profesión, como se esfuerza en mejorar paso a paso, en aprender de los profesionales que lo rodean, adquirir responsabilidades y llevar a cabo proyectos que lo enriquecen.
Vive su profesión las veinticuatro horas del día y eso me gusta de él, puesto que no deja a las personas que lo rodean de lado por ello.
Pero claro, yó también trabajo y hablar de según que cuestiones a las once de la noche, como que no.
Bueno, vamos al tema.
Entra como el terremoto que es, me coge y me suelta un montón de besos, deja sus cosas en el dormitorio y viene a la cocina.
-Trae el ordenador que quiero enseñarte algo que te va a gustar.
-¿Qué es?.
-El blog de un compañero de profesión que sigo de vez en cuando.
-Vale, leo una entrada para ver de que va y me cuentas de él.
-Es un profesional joven con una trayectoria muy interesante, tiene un libro publicado y los artículos que escribe son realmente buenos.
Leí la primera entrada, la segunda, la tercera...
-No dices nada, ¿qué te parece?.
-Me gusta mucho, lo voy a poner entre mis preferidos.
Los primeros días, lo comentábamos y nos reíamos juntos de sus ocurrencias.
Durante la semana, si me llegaba una notificación buscaba hueco para hecharle un ojeada, no tardé en coger la costumbre de leerlo junto con los periódicos de la mañana.
Mas de una vez me encontré compartiendo opiniones y sin poder creerme que siendo un hombre pensásemos tan parecido.
-¿Lo que dice en su blog será lo que piensa realmente?
-Y yo que sé, supongo que sí.
Un día llegó a casa y me encontró enfrente del ordenador riéndome sola.
-Qué contenta te veo ¿y eso?.
-Estaba leyendo a fulano.
-HA
En otra ocasión que quería leerme un artículo que estaba escribiendo.
-Espera un momento, que estoy leyendo un artículo de fulano.
El límite lo puso la noche que ya metidos en cama los dos y él con ganas de "faena" lo hice esperar por seguir leyendo varias entradas antiguas de el "compañero".
-Que haya un tercero ya es una jodienda, pero que me quede sin chingar porque prefieres leerte los artículos de un tío que ni siquiera conoces es para echarte de la cama.
-No té quejabas de que no le doy importancia a las cosas que compartes conmigo, pues ya ves como sí.
-No, si encima tendré que darte las gracias.
-De nada... Te quiero.
-Yo también te quiero...
No hay comentarios:
Publicar un comentario