viernes, 2 de marzo de 2012

FICCIÓN / 1- La vida se empeña en darte lecciones...

-¿Es que no confías en mi ?.
-Cariño te quiero , sé que te he fallado en muchas ocasiones pero tu has estado siempre a mi lado y después de mi ultima metedura de pata no te mentiría en algo tan serio.  Todo lo que deseo es empezar una nueva vida a tu lado y en unos meses, en cuanto ahorremos un poco, traernos a nuestra hija. - Ya verás como a partir de ahora todo va a ser distinto.
Pensaba en esa y otras conversaciones que había mantenido los últimos tiempos, mientras, el trataba de convencerla de que el futuro de ambos estaba en Alemania, un amigo suyo les tenía reservado trabajo y piso en cuanto se decidieran a viajar,  insistía en que lo que necesitaba era un cambio de aires, centrarse ,volver a ver a los amigos de la infancia y... dejar atrás los vicios , las malas compañias etc., etc., etc.
Mientras lo escuchaba ella se debatía entre sentimientos encontrados, la ilusión que sientes siempre que la vida parece ofrecerte otra oportunidad y el temor de verse plantada en un país del que lo desconocía todo, incluido el idioma, apenas sin dinero y con el padre de su hija que aun estando muy enamorada de el, era consciente de que siempre que le había prometido cambiar y enmendarse lo había hecho. Pero a peor...
Ya estaba. La ilusión había volado y la ansiedad estaba instalada, todo eso cuando ni siquiera habían llegado a la tierra prometida.
-¿Qué pasa, por qué se para el autobús ?
-No te preocupes mi niña es una inspección de rutina, saca el carné y el pasaporte .
-Con el pasaporte es suficiente.
-Haz lo que te digo, dame el pasaporte a mi y quedate con el carné.
-¿Tú no sacas el tuyo?.
-Estate callada y tranquila.
Los inspectores iban pidiendo la documentación fila a fila hasta llegar a la suya, atónita observó como su marido entregaba los dos documentos con un ademán encantador, al finalizar el recorrido se fueron a la garita, se supone que para cotejar el fajo de libritos con la lista de pasajeros.
Ella apenas se permitía respirar ¿acabaria allí su viaje? finalmente uno de los inspectores subió de nuevo al autobús y entregó los papeles  al revisor, este los devolvió a sus dueños.
Pasada media hora y varios kilómetros se atrevió a enfrentarse con él.
- Me has engañado otra vez, todavía no tienes tu pasaporte, no puedes salir de España y mucho menos trabajar o conseguir de nuevo la residencia en Alemania, que no te mandasen de vuelta a casa ha sido un golpe de suerte.
- No digas estupideces, es muy raro que se produzca una inspección de este tipo y de todas formas solo cuentan el número de pasajeros y lo cotejan con el numero de documentos, nosotros somos dos y hemos entregado dos, así de sencillo.
- Para ti todo es muy sencillo, espero que al menos lo de tu amigo el sacerdote, el piso y mi trabajo sea verdad.
- Deja de protestar, ahora ya no estás en tu país, estás conmigo y eso es todo lo que tienes, eres madre y estás casada. Ya es hora de que comiences a comportarte como una verdadera musulmana.
- Eso quiere decir que no puedo tener opinión.
Un silencio incómodo con él mirando al frente. Se gira, y con una sonrisa gélida contesta:
- Desde ahora tu opinión será la mía, se acabó juzgar, amonestar ó decidir. Ya te enseñaré yo como debe comportarse una mujer .
Quiso gritar, abofetearlo, insultarlo, o al menos levantarse todo lo dignamente que le permitía la situación, pedir un cambio de asiento con algún pasajero, en la siguiente parada bajarse del autobús y coger otro de regreso a casa, sí, sería bueno empezar una nueva vida, pero ella y su hija solas.
No hizo nada de eso, si lo hacia tendría que contar lo que estaba pasando y él no se lo permitiría, pues tendría problemas en España y no podría viajar a Alemania. ¡Qué podía hacer!. El poco dinero que tenían lo llevaba él.
Se le ocurrió pedir ayuda cuando llegase, pero sin saber alemán sería complicado y tampoco sabía si existía su amigo el sacerdote. Si la llevaba entre musulmanes empezaba a vislumbrar que no iban a hacer mucho caso de lo que ella dijera.
Pensó en la posibilidad de pedir ayuda a los otros pasajeros pero se armaría la marimorena, puede que lo detuviesen momentáneamente y tembló solo de pensar en cuál podría ser su reacción. Cerró los ojos apoyando la cabeza en el asiento en un vano intento de mantenerse tranquila, estaba entrando en la cuarta dimensión de manos de un ¿psicópata, loco, descerebrado, caradura ?. Qué más daba, si de todas todas la cosa pintaba muy fea, lo peor ... , que el amor no desaparece de golpe y ella estaba enamorada de ese gilipollas, claro, como si no había creído en él otra vez. 
CONTINUARÁ...

6 comentarios:

  1. El amor es ciego y sordo. pero supongo que su educacion la hagan despertar de todo esto y ver las cosas como son, por el bien de sus hijas. Supongo que reaccione cuando se de cuenta del perjuicio que las puede hacer.
    Ya estoy deseando la segunda parte. Un bessito

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  2. Gracias por tu comentario Men, veremos que pasa...
    Un bico:)

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  3. Malo enamorarse del diablo.
    Espero ansiosa la segunda entrega
    Un beso

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  4. Un beso 40añera, esperemos que el diablo tenga alas...

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  5. La mentira nunca conlleva a nada bueno, debilita y destruye la relación de pareja... y antes que el amor hacia alguien, está sobretodo el amor así mismo.

    Interesante historia, esperamos la segunda parte.

    Abrazos alados, Alondra.

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  6. El amor hacía uno mismo debería salvarnos de muchos abismos, al menos en la teoría...
    Un biquiño.

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