Me mira, la miro y le sonrío, vuelve su cabeza arisca, está enfadada.
Hemos coincidido tres veces en el mismo local, la primera la saludé y se dio la vuelta para seguir charlando con sus amigas como si no me conociese de nada.
La segunda cuando iba a pasar de largo me paró y me soltó un beso en cada mejilla para a continuación interesarse por mi vida ¿qué tal, donde te metes? ya no te veo nunca por el río, no me dio tiempo de contestarle que me paso el día en el despacho y en las tiendas porque ya me había dejado plantada para ir a soltarle un morreo a una rubia esquelética que inmediatamente me cayó mal.
Me voy al piso de arriba del local para no verlas y suben las dos agarradas como lapas para sentarse en frente y ofrecerme una sesión de sexo en directo, ( y yo sin poder contar nada a mis amigas) lo bueno es que debió acabar con un tremendo dolor de cuello de tanto retorcerse para comprobar si las estaba mirando, y sí, no podía (ni quería) apartar mis ojos de ella, al palo de fregona con extensiones como si la atropella un tren, el colmo fue ver como se cambiaba de sitio con la rubia para poder tenerme de frente, la besaba mientras tenía su mirada clavada en mí, alguna vez se separaban para coger aire y ella aprovechaba para abrazarla amorosa mientras me hacía pucheros y guiños...
A mi modo de ver tenia dos opciones, seguirle el juego a la pelirroja de los cojones o largarme de allí sin dirigirle una sola mirada más, me decidí por lo segundo.
La tercera me encontré con una chica que conozco de vista y estuvimos tonteando un buen rato, además de guapa tenia conversación, la verdad es que estaba a gusto, hasta que llegó ella.
Entró con la rubia, fue verme acompañada y torcer el gesto, se pasó la noche observandonos, tropezando conmigo, rozandome y cuando por fin subimos al piso de arriba allá que se viene con el mocho con patas.
Nos mira con tanto descaro que la rubia se le enfada y mi morena me pregunta de que la conozco, contesto cualquier chorrada y digo que tengo que ir al baño, necesito cinco minutos a ver si me tranquilizo.
Entró en el baño y ella detrás de mi literalmente, se me pega a la espalda en plan imán mientras contemplo en el espejo los estragos de la noche (ya madrugada).
-Me gusta tu cambio de imagen el color de pelo te favorece y lo tienes mucho más suave, como terciopelo.
Le contesto que suelte la teta que se le ha metido en la mano mientras arrimaba su pelvis a mis nalgas y me dirijo a la puerta.
-Espera, vámonos juntas, ya se consolaran esas dos la una a la otra.
Me doy la vuelta, le como la boca, salgo y me largo del local con la morena.
Claro, hoy en la panadería parecía una gata mal follada.
Se siente pelirroja, si quieres algo conmigo ven de frente y deja de jugar.
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