Ella es mi vida:
Cuando la conocí no me llamó la atención, físicamente era todo lo contrario de lo que me gusta, alta, muy delgada, apenas sin pecho y facciones muy marcadas.
Una semana más tarde éramos inseparables.
Nunca había conocido a nadie con quien me lo pasara tan bien, es espontánea, alegre, muy divertida no tiene sentido del ridículo y le encanta reírse de todo empezando por si misma, pero se toma en serio lo realmente importante, además es inteligente, cariñosa, y no tiene malicia.
Al cabo de un mes me empezó a parecer atractiva a su manera y una noche me encontré deseando besarla.
Dos meses más tarde llegamos a la cama, fue fabuloso y ha seguido siendo así durante los ocho años que llevamos casados, somos padres de un niño y una niña, vivimos en un pueblo muy bonito y los dos trabajamos cerca de casa.
Los fines de semana ella suele proponer planes interesantes y si nos tenemos que quedar en casa compartimos gran parte de nuestro tiempo haciendo actividades con nuestros hijos, nos queremos y somos muy felices...
Gracias a dios y al destino que la noche que las conocí a ella y a su amiga de grandes pechos y una cara de modelo de portada, esta pasó de mi largándose con otro y yo me quede allí solo con ella, mirando al techo, sin saber que decir y deseando escabullirme cuanto antes.
Gracias, gracias y mil veces gracias, porque su amiga es insoportable, nos viene a visitar una o dos veces al mes, yo la aguanto media hora y después cojo a los niños y me los llevo al parque, pero si esa noche me hubiese hecho caso como al fin y al cabo soy un hombre ni siquiera le habría dirigido la palabra a mi mujer.
No quiero saber que hubiese sido de mi vida.
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