Si pudiera ser sería una gran mamma, de esas de las películas italianas en blanco y negro, viviría en una casona rodeada de mis muchos bambini, mis numerosos nietos, el mio marito, fuerte, alegre y cariñoso, un hombre disfrutando junto a su mujer de una estensa familia, primos, hermanos, cuñados, amigos, todos danzando en un constante y rítmico ir y venir.
La cocina, corazón de las casas llenas de vida, mujeres de todas las edades compartiendo sus historias, las mayores enseñando a las nuevas generaciones. Chascarrillos, confidencias, mal de amores, todo se vive mejor al calor de la lumbre y de otros corazones.
Las comidas en el exterior con mesas inmensas donde estas mujeres lo dirigían todo con la firmeza de un capitán, la majestuosidad de una reina y la alegría de una doncella.
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