Gracias por ser esa persona que siempre está ahí, en la sombra, en la lejanía pero muy cerca de mí.
Gracias por aparecer en los momentos que más te necesito, por tener siempre una salida divertida para todo (eres el mejor quitándole hierro a los problemas) y conseguir que acabe tirada por el suelo de la risa con cuestiones que normalmente me harían llorar.
Por ser capaz de coger el coche de madrugada y conducir durante horas para invitarme a una mariscada y un buen vino (riquísima por cierto).
Consigues que vea luz donde sólo hay niebla, me proporcionas el empuje necesario para salir adelante, eres la persona que más amor me ha demostrado todos estos años (junto con quien ya sabes, que me tiene que aguantar todos los días,"un besito") por cierto; dice que en la próxima mariscada quiere estar ella presente y para que la llevemos ha prometido que incluso piensa beber vino.
Espero que esta vez sea verdad lo de tu cambio de residencia, me haría muy feliz tenerte otra vez de vecino, eso sí que sería recuperar a un hermano y sobre todo a un cocinero, que sepas que ya estoy buscando academia de baile y con referencia a lo otro te tengo una sorpresa...
Un cariño muy grande, cuento los días que quedan para vernos.
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