El martes contemplando un puesto de golosinas me encontré con mi "vicio" preferido de pequeña, los peta zetas.
Me volvían loca, tanto que con cinco años perdí el autobús del colegio por ir a comprarlos.
Estaba delante del kiosco cuando lo ví pasar de largo, siempre he sido práctica con las cosas de la vida (menos cuando me enamoro) así que me posicioné y pensé, mi casa está bajando hasta la carretera general y hacia la izquierda, abrí el paraguas porque estaba lloviendo, me metí otra porción de peta zetas en la boca y me dispuse a andar mientras disfrutaba del sabor como a pica pica (otra golosina muy rica) y del ruido continuo a caracola de mar mezclado con pequeñas explosiones en el interior de mi boca.
No pensé nada más halla de que ojala me durasen hasta llegar a casa y en que me iba a perder los dibujos por tener que hacer los deberes más tarde.
A mitad de camino oí una voz enfrente de mí, levanté el paraguas y ahí estaba mi abuelo, esa persona maravillosa que estuvo tan poco tiempo en mi vida y que sin embargo me marco tanto.
-¿Qué fas neniña?
-Hola abuelo, nada fun comprar cos cartos que me diches e perdín o autobús ¿queres peta zetas?
-Sí, anda dame uns poucos, non podes facer mais iso, si non che da tempo a comprar cando chegas o cole, gardas os cartos po día seguinte pero o autobús no podes perder.
-Sí abuelo, tes razón.
-Na casa andan preocupados.
-¿Preocupados porqué?
-Seica pensan que che puido pasar algo.
-¿A mín, que me iba a pasar?
-Podíante roubar, ou terte atropelado un coche.
-Roubarme non sei para que, os coches andan por a carretera e eu bou por a cuneta.
-Xa, pero eles preocupanse como cando ti quedas a coidar de teu irmán.
Ahí se acabó la conversación sobre el tema, mi abuelo pasó a preguntarme si sabía como se llamaban las flores que había en el borde de la carretera y a contarme un montón de cosas, no paró hasta llegar al portal de casa.
Lo abrimos y entramos en otra dimensión, se había hecho de noche y las luces estaban encendidas, el patio estaba lleno de gente que a mi entender alborotaba mucho, como cuando es fiesta, pero en el ambiente había algo distinto que yo no alcanzaba a entender.
Fue verme y formarse un griterío todavía mayor, llego mi madre corriendo no se de donde y me abrazó llorando después se separó un poco de mí y me observó de una manera que yo me miré también por si se me había caído un brazo o algo.
Después me rodeó un montón de gente, yo estaba asustada y encogida sin entender nada.
-Deixade a miniña, xa esta na casa e esta ben.
Mi madre se dio la vuelta y fulminó a mi abuelo con la mirada.
-Esto es culpa tuya eres un irresponsable.
Fui testigo presencial de un sin fin de reproches y recriminaciones por parte de las féminas de la casa hacia mi abuelo.
No recuerdo todo lo que le dijeron, si recuerdo que lo quise con todo mi corazón viéndolo allí en medio atacado de una forma a mis ojos del todo injusta, aguantando con la cabeza gacha y la mirada culpable como un perrillo desvalido, todo porque yo había perdido el autobús.
Por la noche se metió en la cama antes que nadie y yo me metí en la cama con el, abuelito te prometo que nunca más voy a perder el autobús.
Cuando veo peta zetas me acuerdo de mi abuelo, de lo bueno que era conmigo de como se preocupaba y de como esa tarde fue el único que actuó con sensatez, viniendo a buscarme, hablando conmigo sin aspamientos directo y claro.
Yo lo quería y fue la primera vez que recuerdo haberme preocupado de las consecuencias que le podía traer a otra persona algo que había hecho yo.
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