domingo, 27 de marzo de 2011

RENDIRSE SIN INTENTARLO ¡NUNCA!

Patinar es divertido, eso dice mi nueva amiga.
Mi trasero no opina lo mismo, el pobre esta lleno de moratones, mis manos y mis rodillas le dan la razón.
Llegamos al sitio donde entrenamos, Vero se calza los patines y sale disparada, hace un montón de piruetas y saltos, se acerca riendo hacia mi.
-Venga, ¡arriba sin miedo!.
Consigo ponerme de pie sola y avanzar unos metros con mi estilo de muñecas de famosa.
-Coje velocidad.
Me animo voy y la cojo, parece que la cosa va bien, una pequeña cuesta abajo, el estómago se me tensa anticipando la caída.
-¡¿Como se frena?!
No oigo la respuesta estoy demasiado concentrada pasando del estilo muñequita de famosa a estilo esquiador estreñido (me la pego).
Otra vez arriba, probamos en un terreno distinto.
-Tienes que subir esta cuesta.
Me da la mano y lo hacemos juntas, me parece fácil, suelta mi mano, tres pasos, cuatro, cinco, mi culo está de vuelta en el suelo.
Vero se sienta a mi lado, me abraza y me dice:
-Vas a ser una gran patinadora.
Nos da un ataque de risa porque ninguna de las dos nos lo creemos, soy una negada, me conformo con mantener el equilibrio y no caerme además de pasármelo bien viéndola patinar a ella, al menos pienso aprender lo suficiente para no ser un estorbo y disfrutar de algo más que de las risas que nos pegamos con mis caídas.
Esta semana me han dado una alegría, me han dicho que puedo volver a correr (es algo que no creí que  iba a volver a hacer) se lo conté, nos quitamos los patines y lo celebramos con una pequeña carrera, acabé cinco metros atrás, creí que me estallaban los pulmones, pero me sentí viva.

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